Actualizado el sábado 16/MAR/24

Mensaje a los consoladores de Jesús y María

Sacrificio y oración. 

Consolamos a Jesús y a María con el sacrificio y la oración. Porque con el sacrificio y la oración es como salvamos almas, y las reconducimos a la Casa del Padre.

La Virgen en Fátima se ha quejado de que van muchas almas al Infierno porque no hay nadie que rece y se sacrifique por ellas. Y salvar almas es consolar los Sagrados Corazones de Jesús y María, porque ellos aman infinitamente a todas las almas, y si se pierden, Ellos sufren mucho. ¡Qué mejor consuelo para Jesús y María que nosotros le rescatemos almas, arrebatándoselas al Maligno, y devolviéndoselas a sus Corazones Sagrados!

No importa si no sabemos hablar ni evangelizar ni predicar. Porque este apostolado del sufrimiento y de la oración lo puede hacer cualquiera de nosotros y sin salir de su casa.

Sigamos el consejo de Santa Teresita y hagamos muchos pequeños sacrificios, pequeñas renuncias para que nos vayamos preparando por si algún día tuviéramos que llevar una cruz más grande, ya que quien sea fiel en lo poco, también será fiel en lo mucho.

Hagamos todo con mucho amor a Dios y al prójimo, y en esto está todo, porque amando, orando y ofreciendo, es como consolamos a Nuestro Señor y a su Madre.


Jesús y María están perfectamente gloriosos en el Cielo, pero siguen sufriendo moral y espiritualmente por los pecados de los hombres. Por eso Jesús ha mostrado su Corazón circundado de espinas a Santa Margarita María de Alacoque y a otros muchos santos, indicando con ello el gran sufrimiento que padece. También María ha mostrado a los pastorcitos de Fátima su Corazón rodeado de una corona de espinas y muchísimas imágenes de la Virgen han llorado, incluso lágrimas de sangre.

Este es el momento de consolar a Jesús y María y por ello he creado este grupo, hoy, cerca de la medianoche del 9 de abril de 2009, Jueves Santo de la Cena del Señor. He elegido esta noche porque es la noche en que Jesús y María más sufrieron, Uno en el Huerto de los Olivos mientras sus apóstoles dormían, y la Virgen en el cenáculo, orando y llorando por su Hijo que sufría terriblemente el abandono, la tristeza, la angustia y el miedo.

La misión de los miembros de este grupo será la de consolar a los Sagrados Corazones de Jesús y de María, con la oración, con los sacrificios, con el cumplimiento fiel de los deberes del propio estado y, sobre todo, con el amor, con muchísimo amor hacia Ellos que dieron todo por los hombres.

Cada día publicaré un sencillo texto que nos ayudará a encender el amor a Jesús y a María en nuestros corazones.

¡Ojalá estos textos den sus frutos y que cada vez seamos más los consoladores de Jesús y María!

Jesús, María, os amo, salvad las almas

 

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