Actualizado el miércoles 20/MAR/24

Dios es bueno y nos ama

Medicina. 

Cuando un niño está enfermo, su mamá busca aliviarlo, y generalmente consulta al médico que le receta algún jarabe o alimento que, la mayoría de las veces, no le gusta al niño, o porque es amargo, o porque no es de su agrado el sabor, etc. Pero la madre debe dárselo cueste lo que cueste porque en ello va la salud del niño, y quizás su vida misma. Aunque el niño llame “mala” a la mamá, “fea”, y cosas por el estilo, todos sabemos que no es mala ni fea, sino todo lo contrario, es buena y linda, porque con sus cuidados le da la medicina que al niño le hace bien y le salva la vida.

Así también procede Dios con nosotros, sus hijos. Él nos ve enfermos y a veces nos aflige con tratamientos o comidas que no son de nuestro agrado, que nos hacen llorar y a veces llamarle malo a Dios. Pero en estos casos somos como ese niño que se queja de su madre cuando en realidad le está haciendo un bien.

También Dios, como esa madre, quisiera evitar que su criatura beba ese remedio. Pero no puede hacerlo, porque le toca al pequeño, le toca al alma pasar por esa prueba. Dios, en la Cruz, ya pasó por todo el dolor, y ahora es nuestro turno.

Por eso debemos ver siempre en todos los sucesos funestos de nuestra vida, los menos alegres y los difíciles, como una medicina de Dios, que nos hace bien, y que si Dios la ha permitido es por bondad suya hacia nosotros, y nunca porque sea malo o nos odie.

Tengamos esto presente y sepamos decirle siempre “gracias” a Dios, porque con sus remedios nos va curando el alma del pecado y sus consecuencias, y nos va dando la verdadera Vida, la que no muere.

¡Bendito sea Dios!

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En esta sección creada el 11 de Julio de 2011, memoria de San Benito abad, iremos meditando sobre la bondad de Dios y el amor que Él tiene hacia nosotros. Porque no hay nada que ayude más en la vida espiritual que el sabernos amados por Dios en todas las circunstancias, confiando en que Él es la Bondad infinita y que de Él no puede venirnos nunca ningún mal.