Actualizado el lunes 19/FEB/24

La infancia espiritual

Los niños piden. 

Los niños piden cosas a sus padres, y los niños de estos tiempos tan consumistas, suelen pedir más de la cuenta. Pero es que los niños necesitan de todo, y así también nosotros, que somos infantes en la vida espiritual, tenemos que pedir muchas cosas a Dios, nuestro Padre y a María nuestra Madre.

Entonces no descuidemos la oración si queremos ser cada vez más pequeños y agradables a Dios y a la Virgen, porque la condición de los viadores sobre la tierra es la de ser miserables y necesitados de todo, por lo cual sería de tontos no pedir nada a Dios, siendo que Él nos puede dar Todo, y cuando no nos da lo que pedimos, siempre nos da lo que necesitamos y es para nuestro bien.

Por supuesto que hay algunos niños que solo saben pedir golosinas, y sería tonto el padre que los contentara, ya que les estaría haciendo viciosos y caprichosos. Así también Dios no nos da siempre las golosinas que le pedimos, sino que Él nos sabe dar la comida sustanciosa, aunque a veces sea el amargor de una medicina, de un dolor, de una prueba. Pero siempre es lo mejor para nosotros, porque nos la da el buen Padre Dios.

Pidamos mucho a Dios. Pidamos con fe y sin miedo a ser rechazados, porque Dios nos ama y nosotros debemos amar cada vez más a Dios porque se lo merece.

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En aquel tiempo, tomando Jesús la palabra, dijo: "Yo te bendigo, Padre, Señor del cielo y de la tierra, porque has ocultado estas cosas a sabios e inteligentes, y se las has revelado a pequeños." (Mt 11, 25)

En aquel momento se acercaron a Jesús los discípulos y le dijeron: "¿Quién es, pues, el mayor en el Reino de los Cielos?" Él llamó a un niño, le puso en medio de ellos y dijo: "Yo les aseguro: si no cambian y se hacen como los niños, no entrarán en el Reino de los Cielos. Así pues, quien se humille como este niño, ése es el mayor en el Reino de los Cielos." (Mt 18, 1-4)

Entonces le fueron presentados unos niños para que les impusiera las manos y orara; pero los discípulos les reprendían. Mas Jesús les dijo: "Dejen que los niños vengan a mí, y no se lo impidan porque de los que son como éstos es el Reino de los Cielos." (Mt 19, 13-14)


Mensaje de la Virgen al Padre Gobbi, del Movimiento Sacerdotal Mariano:

24 de julio de 1974

Mi triunfo y el de mis hijos.

“Camina en la simplicidad. Yo te llevo de la mano y tú sígueme siempre. Déjate conducir por Mí; déjate alimentar por Mí, déjate mecer por Mí: como un niñito en mis brazos.

Puesto que Satanás hoy ha engañado a la mayor parte de la humanidad con la soberbia, con el espíritu de rebelión a Dios, ahora sólo con la humildad y con la pequeñez es posible encontrar y ver al Señor.

Causada por la rebelión contra Dios, por este orgullo que sólo proviene de Satanás, es la oleada de la negación de Dios, del ateísmo que amenaza verdaderamente con seducir a gran parte de la humanidad.

Este espíritu de soberbia y de rebelión ha contaminado también a una parte de mi Iglesia. Engañados y seducidos por Satanás, aun aquellos que deberían ser luz para los demás, ahora no son más que sombras que caminan en la obscuridad de la duda, de la incertidumbre, de la falta de fe.

Ya dudan de todo. ¡Pobres hijos míos, cuanto más ustedes busquen solos y con sus propias fuerzas la luz, tanto más caerán en la obscuridad!

Hoy es necesario volver a la simplicidad, a la humildad, a la confianza de los pequeños, para ver a Dios. Para lo cual Yo misma me estoy preparando este escuadrón: mis Sacerdotes, a quienes haré cada vez más pequeños para que puedan ser colmados de la luz y del amor de Dios.

Humildes, pequeños, abandonados y confiados, todos se dejarán conducir por Mí. Su débil voz tendrá un día el clamor de un huracán, y uniéndose al grito de victoria de los Ángeles, hará resonar en todo el mundo el potente grito: “¿Quién como Dios? ¿Quién como Dios?”

Será entonces la definitiva derrota de los soberbios y el triunfo mío y de mis pequeños hijos.”