Actualizado el sábado 16/MAR/24

(Sección especialmente dedicada para el Grupo ALMAS REPARADORAS)

Mensaje sobre la reparación

La Santísima Virgen abandona a Hungría 

Sucedió en 1944, mientras me encontraba rezando ante el sagrario. La Virgen se me apareció de repente como la Victoriosa Reina del Mundo. Ella miró a nuestro país con una tristeza indescriptible, alejándose de él sin decir palabra. Al ver esto le grité a toda voz:

– ¡Madre nuestra, Madre del cielo, ten piedad de nosotros y quédate con nosotros! ¿Qué será de nosotros si tú nos dejas? ¡Será el fin para nosotros!

La Santísima Virgen se detuvo un momento y mientras miraba hacia atrás vi en sus ojos un gran dolor. Con voz resignada me respondió:

–No, hija mía, no puedo quedarme. Debo irme ahora. Es la voluntad de mi divino Hijo. Pero no me alejo para siempre. Si ustedes me preparan un lugar en sus corazones, regresaré.

Durante la guerra, a causa de los tremendos sufrimientos, noté que la gente, con lágrimas en los ojos, repetía la misma pregunta que yo le había hecho a nuestra Madre: “¿Qué será de nosotros? ¡Todos seremos destruidos!” Entonces en la oración me volví a Jesús y le pedí:

–Jesús mío, ¡ten piedad del pueblo que sufre!

Él me consoló diciéndome:

– ¡Hijos míos, mis queridos hijos húngaros! ¡No teman, sino oren! Quisiera escribir en las puertas de cada hogar húngaro con letras de oro: Hungría no será destruida, sino sólo purificada. ¡Hungría seguirá de pie hasta el fin del mundo! Mi Madre Inmaculada está con ustedes y cuida de ustedes. ¡Por lo cual deben amarla y hacer reparación siempre unidos a ella! 

(“La Victoriosa Reina del Mundo” - Sor Magdolna) 

Comentario:   

Y esto que sucedió con Hungría puede suceder con nuestra patria. Pero el Señor no quiere destruirla sino que está trabajando profundamente por purificarla de todos sus pecados, y los que habitamos en ella debemos unirnos entre nosotros y a María Santísima y hacer reparación, para que el Señor se apiade de nuestra nación y así lo haga también para cada pueblo del mundo.

Nuestra oración y reparación por cuenta propia es muy pobre, ¡pero si la unimos a las de la Virgen, entonces se hacen muy meritorias, de un valor prácticamente infinito, pues cuando uno de los que reza y repara es la misma Santísima Virgen, entonces el Señor no puede menos que conceder lo que se pide, y aplazar el tiempo de la Justicia por el de la Misericordia!

Por eso el Rosario tiene tanto poder sobre el corazón de Dios, y para aplastar los planes del Infierno, puesto que cada vez que rezamos el Rosario nos unimos realmente a María Santísima y rezamos con Ella y en Ella, y Dios escucha nuestra oración junto a la de su Madre amada, y no puede menos que sonreír y bendecir al mundo, en lugar de castigarlo.

Y así cada vez que rezamos el Santo Rosario por alguna persona en particular, el Señor derrama una lluvia de gracias sobre ella, porque escucha a María que le ruega por dicha persona.

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