Actualizado el jueves 13/MAR/25

Cartas de San Pablo

Cuidar la gracia.

Efectivamente, los que viven según la carne, desean lo carnal; mas los que viven según el espíritu, lo espiritual. Pues las tendencias de la carne son muerte; mas las del espíritu, vida y paz, ya que las tendencias de la carne llevan al odio de Dios: no se someten a la  ley de Dios, ni siquiera pueden; así, los que viven según la carne, no pueden agradar a Dios. Mas ustedes no viven según la carne, sino según el espíritu, ya que el Espíritu de Dios habita en ustedes. El que no tiene el Espíritu de Cristo, no le pertenece; mas si Cristo está en ustedes, aunque el cuerpo haya muerto ya a causa del pecado, el espíritu es vida a causa de la justicia. Y si el Espíritu de Aquel que resucitó a Jesús de entre los muertos habita en ustedes, Aquel que resucitó a Cristo de entre los muertos dará también la vida a sus cuerpos mortales por su Espíritu que habita en ustedes. (Rm 8, 5-11). 

Comentario: 

¿Y cuándo es que el Espíritu habita en nosotros? Cuando estamos en gracia de Dios, pues la gracia es la misma vida de Dios, y Dios habita en nuestra alma. Por eso si perdemos la gracia, lo hemos perdido todo y estamos muertos, pero Muertos con mayúscula, porque tenemos el Infierno en el alma y si morimos en ese estado nos condenamos para siempre al Infierno eterno. Entonces no debemos preocuparnos tanto de las riquezas materiales y los bienes terrenos, sino que nuestra principal preocupación debe ser la de salvar nuestra alma, la de cuidar la gracia santificante que Jesús nos ha obtenido al precio de su Muerte en cruz. Llevamos un tesoro infinito en vasos de barro, pues nosotros los hombres somos vasos de barro. Y debemos cuidar ese tesoro, que es la gracia, de los demonios que son taimados y quieren robárnoslo.

¡San Pablo, ruega por nosotros!

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