Vengan y verán.
Para conocer a Jesús hay que compartir con Él, pues como el mismo Señor les dijo a los primeros discípulos, tenemos que ir y ver.
Efectivamente para conocer a Jesús tenemos que tratarlo, y lo hacemos por medio de la oración. Si no oramos, entonces estaremos cada vez más lejos del conocimiento de Cristo.
En especial con el rezo diario del Santo Rosario, vamos conociendo mejor al Señor, puesto que meditando los misterios del Rosario, comprendemos de forma paulatina la Vida, Pasión, Muerte y Resurrección de Jesús, y entonces ya no podemos dejar de contemplar la belleza de su misión, y enamorarnos de Él perdidamente, hasta seguirlo en todo, e incluso, si Dios lo pidiere, hasta dar la vida por Cristo, como Él la dio por nosotros.
El Cristianismo no es seguir una ideología, sino seguir a una persona viva, real, todopoderosa, que es Jesucristo, que está Resucitado y a nuestro lado en el camino de la vida.
Si no rezamos, jamás conoceremos a Jesús, porque es el Espíritu Santo quien nos va iluminando las verdades eternas y los secretos del Rey, y sin oración, el Espíritu Santo no nos puede dar sus luces sobre el Verbo de Dios.
¡Alabado sea Jesucristo!
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Hoy más que nunca es necesario conocer a Jesucristo, para amarlo más, ya que nadie puede amar lo que no conoce.
Esta sección creada el 1 de abril de 2010, Jueves Santo de la Cena del Señor, estará dedicada a dar a conocer a Jesucristo, Dios y hombre verdadero, y a hacerlo amar por muchos hombres y mujeres de buena voluntad.
Ojalá estos textos nos enciendan el amor a Jesucristo y, como el apóstol San Juan, reclinemos nuestra cabeza sobre el pecho de Jesús y así vivamos felices en esta tierra, hasta ir a gozar un día del Señor en el Cielo, para siempre.
Encomiendo esta sección a la Virgen Santísima, la que mejor conoció a Jesucristo; que Ella nos guíe en esta noble y necesaria, más aún, vital tarea de conocer al Señor.
¡Alabado y adorado sea Jesucristo!