Actualizado el lunes 6/NOV/23

Conociendo a Jesucristo

Jesús, el divino Loco. 

Cuando Pilato hizo conducir a Jesús ante Herodes, éste, después de burlarse de Jesús, le vistió con ropas blancas, como se viste a los locos. Y así vestido, Jesús caminó por las calles de Jerusalén ante la burla de los hombres.

¿Pero en cierto modo Jesús no se ha vuelto loco de amor por los hombres? Porque ¿qué necesidad tenía Él, siendo Dios, de nosotros los hombres? ¿Merecíamos que venga a salvarnos, y a salvarnos de la manera que lo hizo, sufriendo horriblemente por nosotros?

Evidentemente aquí hay una locura de amor, una locura divina, y por eso Jesús es el divino Loco, el que dio todo para ganar tan poco.

Por eso tenemos que ayudar a Jesús a salvar almas, pues Él ha dado todo por ellas, y sería una pena que muchas se pierdan por no conocer el amor con que Dios las amó y las ama, un amor hasta la locura.

Volvámonos locos también nosotros los cristianos, y salgamos de este atolondramiento en que nos tiene Satanás, y empuñemos las armas de la oración y el sacrificio. Hagamos apostolado, llevemos el Evangelio a todas partes. Que nuestro único tema sea amar a Jesús y llevarle almas.

¡Alabado sea Jesucristo!

Si desea recibir estos textos por correo electrónico, por favor SUSCRÍBASE AQUÍ.

Hoy más que nunca es necesario conocer a Jesucristo, para amarlo más, ya que nadie puede amar lo que no conoce.

Esta sección creada el 1 de abril de 2010, Jueves Santo de la Cena del Señor, estará dedicada a dar a conocer a Jesucristo, Dios y hombre verdadero, y a hacerlo amar por muchos hombres y mujeres de buena voluntad.

Ojalá estos textos nos enciendan el amor a Jesucristo y, como el apóstol San Juan, reclinemos nuestra cabeza sobre el pecho de Jesús y así vivamos felices en esta tierra, hasta ir a gozar un día del Señor en el Cielo, para siempre.

Encomiendo esta sección a la Virgen Santísima, la que mejor conoció a Jesucristo; que Ella nos guíe en esta noble y necesaria, más aún, vital tarea de conocer al Señor.

¡Alabado y adorado sea Jesucristo!