Actualizado el
viernes 15/SEP/23
El dolor por los elegidos.
Jesús y María sufren mucho por la ingratitud y maldad de los hombres, pero sufren infinitamente más por la ingratitud y maldad de los elegidos con vocación especial, ya que el Señor y su Madre les han demostrado su predilección, y ellos, por su parte, solo devuelven dureza y desprecio.
¡Qué dolor para los Sagrados Corazones de Jesús y María el ver a estas almas elegidas, seguir el camino del demonio y terminar, muchas de ellas, en el abismo infernal!
Pero no solo eso, sino que un alma no se salva ni se condena sola, sino que para bien o para mal arrastra en pos de sí a otras almas. ¡Qué terrible será para esas almas consagradas que, por su mala conducta, llevaron a la perdición a innumerables almas, con las cuales tenían más obligación de salvarlas! Y esto es un dolor inenarrable para Jesús y María, que aman tanto a todas las almas.
Es el demonio, en definitiva, quien hace sufrir a Dios y a su Madre, porque usa a los hombres, especialmente a los consagrados, como títeres. Porque como el diablo no puede combatir directamente con Dios, le quita sus criaturas y se venga en ellas con todo su odio.
Consolemos a estos Dos Traicionados: Jesús y María, con nuestra fidelidad y amor, con nuestro empeño en hacer buenas obras y realizar un fervoroso apostolado.
Jesús y María están perfectamente gloriosos en el Cielo, pero siguen sufriendo moral y espiritualmente por los pecados de los hombres. Por eso Jesús ha mostrado su Corazón circundado de espinas a Santa Margarita María de Alacoque y a otros muchos santos, indicando con ello el gran sufrimiento que padece. También María ha mostrado a los pastorcitos de Fátima su Corazón rodeado de una corona de espinas y muchísimas imágenes de la Virgen han llorado, incluso lágrimas de sangre.
Este es el momento de consolar a Jesús y María y por ello he creado este grupo, hoy, cerca de la medianoche del 9 de abril de 2009, Jueves Santo de la Cena del Señor. He elegido esta noche porque es la noche en que Jesús y María más sufrieron, Uno en el Huerto de los Olivos mientras sus apóstoles dormían, y la Virgen en el cenáculo, orando y llorando por su Hijo que sufría terriblemente el abandono, la tristeza, la angustia y el miedo.
La misión de los miembros de este grupo será la de consolar a los Sagrados Corazones de Jesús y de María, con la oración, con los sacrificios, con el cumplimiento fiel de los deberes del propio estado y, sobre todo, con el amor, con muchísimo amor hacia Ellos que dieron todo por los hombres.
Cada día publicaré un sencillo texto que nos ayudará a encender el amor a Jesús y a María en nuestros corazones.
¡Ojalá estos textos den sus frutos y que cada vez seamos más los consoladores de Jesús y María!
Jesús, María, os amo, salvad las almas