Actualizado el martes 29/OCT/24

Mensaje a los consoladores de Jesús y María

¿Jesús y María lloran por nosotros? 

Ojalá Jesús y María no lloren por nosotros, ya que llorarían porque estamos viviendo en pecado mortal y tenemos el alma muerta, y si morimos en ese lamentable estado nos espera el horror eterno en el Infierno.

Jesús también lloró por Jerusalén, y sabemos cuál fue el destino de esa ciudad después de la muerte y resurrección de Jesús: fue arrasada por los romanos.

Si Jesús llora por nosotros, entonces es señal de que estamos próximos a la gran caída y nuestra salvación está en peligro.

¡Por cuántas almas el Señor y su Madre lloran hoy en día! Pero nosotros podemos cambiar esas lágrimas en sonrisas con nuestra sincera oración y ofreciendo sacrificios voluntarios, porque así convertimos pecadores y volvemos a la justa senda a tantos hermanos descarriados. Entonces enjugaremos muchas lágrimas de los ojos de Jesús y de María.

Pero para poder hacer esto de atraer a otros hacia Cristo, primero tenemos que acercarnos nosotros a Él, alejándonos del pecado, mediante una sincera y completa confesión con un sacerdote. Porque nadie puede dar lo que no tiene, y si queremos ser apóstoles de Jesús, ya el Señor nos ha dicho claramente que sin Él nada podemos hacer. Y si no le tenemos a Él en el alma por la gracia santificante, entonces no podemos hacer nada en el bien y en el campo del apostolado.


Jesús y María están perfectamente gloriosos en el Cielo, pero siguen sufriendo moral y espiritualmente por los pecados de los hombres. Por eso Jesús ha mostrado su Corazón circundado de espinas a Santa Margarita María de Alacoque y a otros muchos santos, indicando con ello el gran sufrimiento que padece. También María ha mostrado a los pastorcitos de Fátima su Corazón rodeado de una corona de espinas y muchísimas imágenes de la Virgen han llorado, incluso lágrimas de sangre.

Este es el momento de consolar a Jesús y María y por ello he creado este grupo, hoy, cerca de la medianoche del 9 de abril de 2009, Jueves Santo de la Cena del Señor. He elegido esta noche porque es la noche en que Jesús y María más sufrieron, Uno en el Huerto de los Olivos mientras sus apóstoles dormían, y la Virgen en el cenáculo, orando y llorando por su Hijo que sufría terriblemente el abandono, la tristeza, la angustia y el miedo.

La misión de los miembros de este grupo será la de consolar a los Sagrados Corazones de Jesús y de María, con la oración, con los sacrificios, con el cumplimiento fiel de los deberes del propio estado y, sobre todo, con el amor, con muchísimo amor hacia Ellos que dieron todo por los hombres.

Cada día publicaré un sencillo texto que nos ayudará a encender el amor a Jesús y a María en nuestros corazones.

¡Ojalá estos textos den sus frutos y que cada vez seamos más los consoladores de Jesús y María!

Jesús, María, os amo, salvad las almas

 

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