Actualizado el viernes 18/SEP/15
Qué hacer para obtener Misericordia
Reconocernos pecadores.
Nadie es justo y santo fuera de Jesús y María. Por eso nosotros debemos darnos cuenta de que somos pecadores y así la misericordia de Dios tendrá un punto de atracción hacia nosotros, porque la Misericordia divina actúa donde hay pecados que consumir.
Pensemos que es tan grande el amor de Jesús por los pecadores, que la verdad casi nos convendría pecar, para ser perdonados. Por supuesto no hay que pecar jamás. Pero como bien dice el pregón pascual: “Feliz culpa que nos mereció tan grande Redentor”. Es decir que si bien jamás hay que pecar, sepamos que si tuvimos la desgracia de pecar, Dios nos perdonará y nos colmará de su amor, más incluso que si no hubiéramos caído.
El problema no está tanto en que hemos pecado, sino en cómo reaccionamos ante ese pecado, si nos humillamos y lloramos a los pies del Señor, o por el contrario somos soberbios y duros de corazón. En el primer caso Dios olvida todo nuestro pecado y nos colma de gracias y favores celestiales, y de su amor; en el segundo caso Dios nos deja en nuestro pecado, y así vamos descendiendo cada vez más por el camino que baja al abismo.
¡Pero si se lo decimos todos los días a María: Ruega por nosotros pecadores! ¿Y queremos creernos santos y sin pecado? Si el justo cae siete veces, ¿qué no haremos nosotros?
Y aunque por gracia de Dios ya no caigamos en faltas graves, mucho más debemos agradecer a Dios, porque ello es más mérito de Dios que nuestro, ya que si nos dejara de su mano, caeríamos en las cosas más aberrantes.
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