Actualizado el viernes 18/SEP/15
Qué hacer para ser santos
Ser simples.
La verdad es que cuando uno a veces habla de santidad, ya se imagina las penitencias, los ayunos, las oraciones y todo lo que tiene que cumplir en su vida abnegada para alcanzar la santidad. Pero en realidad, si bien la santidad es un camino difícil, hay secretos que nos ayudan a alcanzarla con relativa facilidad. Por ejemplo la simplicidad. Efectivamente Dios es simple, y quiere que sus hijos sean simples como Él. Nosotros, en cambio, por ser hombres, tendemos a complicar las cosas.
Si tratamos de ser simples y sencillos, entonces estaremos en el camino que lleva a la santidad.
Y recordar que la santidad no es otra cosa que amar a Dios, perfecta o imperfectamente, basta que lo amemos. Y cuanto más amemos a Dios, tanto más santos seremos; sin olvidarnos que el amor a Dios tiene como dos amores, el amor a Dios propiamente dicho y el amor al prójimo, ambos se complementan, se requieren, y van juntos, de manera que no puede haber uno sin el otro, y forman una única realidad.
Busquemos la simplicidad, porque la santidad es simple, es ir soltando lastre para subir hacia las alturas, como los globos aerostáticos, que van soltando peso para ascender a las regiones celestes.
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