La mujer adúltera.
Cuando los judíos querían lapidar a la mujer adúltera del Evangelio, el Señor salió en su defensa, y mientras los demás la acusaban, Él la perdonó y le dijo: “Vete y no peques más”.
El Señor aborrece el pecado, y el más mínimo pecado le horroriza. Pero Jesús no nos acusa, sino que nos defiende ante el Padre, y si nos acusamos de nuestro pecado, Él nos perdona. Eso sí, nos dice que no pequemos más.
Esto es lo que muchos no tienen en cuenta. Creen que se puede pecar fácilmente y confesarse luego más fácilmente, y seguir pecando como si nada. Pero esto no debe ser así, porque dice la Escritura que de Dios no se ríe nadie, y nosotros, actuando así, despreciamos la Misericordia de Dios, que si bien es infinita, nosotros la limitamos con esa forma de actuar, y corremos el riesgo de condenarnos al Infierno.
Cuando uno se confiesa debe tener el serio propósito de no pecar más, aunque sepa que tal vez vuelva a caer por debilidad.
Por eso los Ángeles cantaron en Belén: “Gloria a Dios en el Cielo y en la tierra paz a los hombres de buena voluntad”. Si tenemos buena voluntad, entonces nos salvaremos. Pero si somos retorcidos en nuestra voluntad y hacemos mal uso de los sacramentos, en especial de la confesión, entonces no tendremos paz ni en esta vida ni en la otra.
No sabemos qué habrá sido de esta mujer adúltera. Si hizo caso a Jesús y no volvió a pecar, se habrá hecho santa. En cambio si volvió a caer por malicia, habrá terminado en el Infierno. Porque aunque la Misericordia de Dios es infinita, el Infierno también existe, y son muchos los que van allí.
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Esta sección es creada el 22 de Julio de 2011, memoria de Santa María Magdalena, que según la Sagrada Tradición es la pecadora pública que lavó los pies a Jesús con sus lágrimas y los enjugó con sus cabellos, llorando por sus muchos pecados, y a quien Jesús perdonó mucho, porque mucho amó.
Dedicada a los que fuimos, somos o seremos pecadores, para que no desconfiemos de la Misericordia de Dios y tomemos impulso para alcanzar la santidad a la que Dios nos llama.