No hagamos esperar a Dios.
Dios es bueno y nos ama. Pero bien sabemos lo que sucede cuando alguien que ama, se ve rechazado una y otra vez por el ser que ama. Se puede llegar a enojar de tal manera de llegar al asesinato.
Pues bien, Dios nos ama infinitamente, y nos llama una y otra vez, porque nos ama y quiere que seamos felices, ya que es un bien para nosotros el amar a Dios.
Dios no necesita nada para ser feliz y si nos creó fue por puro amor, para que existiendo gocemos del universo y luego en el Cielo, seamos felices en el seno de Dios.
Pero atención que si no nos convertimos y no escuchamos la voz de Dios que nos llama de mil modos, puede suceder que el amor de Dios se convierta en furor.
No tengamos miedo de Dios. Pero sí debemos tener temor de Dios, como uno que no quiere ofender a una persona muy buena, pero también poderosa. Así es Dios: bueno, pero también poderoso, muy poderoso, omnipotente.
A Dios más vale tenerlo como amigo que como enemigo, porque el amante, cuando es rechazado una y mil veces, pierde la cabeza y puede llegar a hacer cualquier cosa.
No rechacemos a Dios que nos ama y quiere que le amemos, porque si le rechazamos, conoceremos su Ira, que por supuesto también es movida por el amor, porque Dios, todo lo que hace, lo hace por amor.
¡Bendito sea Dios!
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En esta sección creada el 11 de Julio de 2011, memoria de San Benito abad, iremos meditando sobre la bondad de Dios y el amor que Él tiene hacia nosotros. Porque no hay nada que ayude más en la vida espiritual que el sabernos amados por Dios en todas las circunstancias, confiando en que Él es la Bondad infinita y que de Él no puede venirnos nunca ningún mal.