Actualizado el lunes 27/MAY/24

Ejemplos de la protección del Escapulario del Carmen

Ejemplo 60.

 

En el asilo de las Hermanitas de los Pobres desamparados de Burgos, estaba recogido el anciano Luis Beltrán, natural de Covarrubias, provincia de Burgos, de setenta y cinco años de edad, completamente imposibilitado, con las piernas rígidas y el cuerpo encorvado, sin poderse mover sino con dos muletas.

Todos cuantos remedios se le aplicaron por los médicos resultaron ineficaces, por lo cual le habían dejado por incurable, y él se hallaba resignado a pasar en tan lamentable estado el tiempo que Dios le concediera de vida.

Durante la novena de nuestra Madre del Carmen, que se hace todos los años en aquel asilo con gran solemnidad, de 1921, el capellán de la casa, don Rosendo Álvarez, le impuso el Santo Escapulario del Carmen.

Tanto durante la novena, como en la Misa y en el acto de la imposición, nuestro anciano se encomendó fervorosamente a la Virgen Santísima del Carmen, pidiéndole la gracia de poder valerse sin ayuda ajena, al menos en las cosas ordinarias, para no tener que molestar.

No se hizo mucho de rogar esta bondadosa Madre. Cuenta el afortunado anciano que, apenas se le impuso el Santo escapulario, notó en todo su cuerpo un temblor extraño, observando al mismo tiempo que sus piernas perdían su rigidez y que podía enderezar el tronco del cuerpo.

Su primera intención fue la de tirar las muletas y comenzar a gritar “¡Milagro, milagro!”, pero fue tal la impresión que esto le causó, que no podía convencerse de lo que estaba palpando.

Temeroso de ser víctima de una alucinación, continuó usando las muletas durante aquel día. Al llegar la noche, y antes de que el enfermo fuese, como de costumbre a acostarse, tanteó cerrar la ventana sin ayuda de las muletas, lo cual verificó sin dificultad. Lleno de alegría, se desnudó y acostó solo, siendo grande la sorpresa del enfermero cuando, al ir a meterle en la cama, le encontró ya en ella y su rostro radiante de alegría.

Al día siguiente, se vistió solo y se dirigió a la capilla como los demás, donde oyó la Misa y comulgó de rodillas, cosa que no había podido hacer desde que le tomó la parálisis.

 

Ejemplo 61.

 

En 1665 fue curada por intercesión de la Virgen del Carmen una hija de Leonardo Levens, natural de Sterrebeck, que nació tullida.

Lamentando sus padres la desgracia de la niña, díjoles una devota del Carmen:

– “¿Por qué no le ponen ustedes el Santo Escapulario y hacen una novena a la Virgen?

– ¡Si ya no sabemos a qué santo acudir! A nosotros no nos oyen en el cielo.

– Pero ¿qué les cuesta a ustedes? Háganlo, que la Virgen del Carmen es muy misericordiosa.”

La convicción con que aquella mujer hablaba impresionó a los padres, y al quinto día la niña andaba perfectamente. El hecho consta en un exvoto de aquella población.

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