El Santo de hoy

 

El Cuerpo Místico de Cristo, formado por los fieles del Cielo, del Purgatorio y de la tierra, tiene, por así decirlo, como un sistema circulatorio por el cual se distribuyen los bienes celestiales. Por eso podemos pedir unos por otros, por eso pedimos unos a otros para que sean intercesores nuestros, por eso un católico que vive en la Argentina está unido por la gracia con todos los católicos de cualquier parte del mundo, y esta unión es más fuerte, más sólida, y más profunda que la que existe entre mi mano y mi cerebro ya que la unión sobrenatural obrada por la gracia es superior, sin comparación, a cualquier unión de orden natural. De ahí el intenso amor que debemos a todos los Santos: son hermanos nuestros muy queridos que, como nosotros, han tenido que luchar y sufrir para finalmente vencer con la ayuda de la gracia de Dios. De ahí también el deber que tenemos de rezar por todos los difuntos para aliviarlos en lo que todavía les toque sufrir. Ellos nos han de devolver con creces todo lo que por ellos hagamos.

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SANTORAL DE HOY

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MENSAJES DE JESÚS AL PADRE OCTAVIO MICHELINI:

22 de Septiembre de 1975 

LA COMUNION DE LOS SANTOS 

Hijo,  te he dicho repetidamente que Yo soy el Amor; donde hay amor estoy Yo.

Yo Soy el Amor Infinito, Eterno, Increado, venido a la tierra a reconciliar y por consiguiente reunir con Dios a la humanidad arrancada del odio.

El amor por su naturaleza tiende a la unión, como el odio por su naturaleza tiende a la división.

Nosotros somos Tres, pero el Amor Infinito nos une íntimamente en Uno solo, en una sola naturaleza, esencia y voluntad.

El amor me ha llevado a Mí, Verbo eterno de Dios hecho carne, a inmolarme a fin de que se diese a todo hombre la posibilidad de unirse en Mí a Dios, y formar Conmigo una sola cosa, como Yo soy una sola cosa con mi Padre que me ha enviado.

Hijo, desde hace más de cien años el Materialismo como sombra oscura y densa, envuelve buena parte de la humanidad.

Él ha ofuscado también en mi Cuerpo Místico, esto en el alma de muchos fieles y sacerdotes, el dogma de la Comunión de los Santos que es una realidad espiritual grandiosa, viva, verdadera y operante en  Cielo y tierra.

No hay términos aptos para explicar su grandeza, potencia y actuación vibrante de amor y de vida.  No hay palabras en vuestro lenguaje, aptas para hacer comprender el invisible, misterioso intercambio que encuentra su centro en mi Corazón misericordioso.

Pocas son las almas que han comprendido, y pocos son también los sacerdotes que, además de creer abstractamente, viven activamente en esta Comunión con los bienaventurados comprensores (Que disfrutan de la visión beatífica.) del Paraíso, con las almas en espera en el Purgatorio y con los hermanos militantes en la tierra.

La muerte, contrariamente a los prejuicios con respecto a ella, no pone fin a la actividad de las almas. La muerte que, con palabra más precisa deberíais llamar "tránsito", es un pasar del tiempo a la eternidad, que no es poner fin a la actividad del alma, sea en el bien, sea en el mal. 

La familia de Dios 

En cualquier familia ordenada en el amor, cada miembro que la constituye, concurre al bien común en un intercambio de bienes dados y recibidos en una comunión armoniosa.

En un grado con mucho superior, así es en la gran Familia de todos los hijos de Dios: militantes en la tierra, en espera en el Purgatorio y bienaventurados en el Paraíso.

Por tanto es necesario, con el fin de volver cada vez más rica de frutos divinos la fe en esta Realidad divina y humana, brotada de mi Inmolación en la Cruz,  tener sobre ella  ideas precisas.

Se debe:

1)  Creer firmemente en el dogma de la Comunión de los Santos.

2)  Cuando se habla de la familia de los hijos de Dios, los sacerdotes deben dejar bien claro que a esta familia pertenecen los peregrinos en la tierra, las almas en espera en el Purgatorio y los justos del Paraíso, esto es los santos.

3)  Los sacerdotes (muchos de los cuales ponen el acento casi exclusivamente en las cuestiones sociales en favor de los hermanos militantes, deplorando con razón las injusticias perpetradas) olvidan casi siempre las injusticias más graves hechas en perjuicio de los hermanos que están en el Purgatorio.

Para tal gravísima omisión se necesita o no creer en el Purgatorio o no creer en el tremendo sufrimiento al que las almas purgantes están sometidas.

La necesidad de ayuda de las almas en espera es bastante más  grande que la de la criatura humana que más sufre en la tierra.

El deber en fin de caridad y de justicia hacia las almas en pena es mas acuciante para vosotros en cuanto que , no raras veces, hay allí almas purgantes que sufren por culpa de vuestros malos ejemplos, porque habéis sido cómplices con ellas en el mal o en cualquier forma ocasión de pecado.

Si la fe no es operante, no es fe. 

La vida continúa 

Hijo mío, se necesita hacer entender con claridad que la vida continúa después de la tumba.

Todos aquellos que os han precedido en el signo de la fe, sea que estén en el Purgatorio o ya en el Paraíso, todavía os aman con amor mas puro, más vivo y más grande.

Están animados por un gran deseo de ayudaros a superar las duras pruebas de la vida para que alcancéis, como ellos ya han alcanzado, el gran punto de llegada, el fin de la vida misma.

Ellos conocen ya muy bien todos los peligros que acechan a vuestras almas.

Pero su ayuda con respecto a vosotros, está condicionada en buena medida por vuestra fe y vuestra libre voluntad para acercaros a ellos con la oración y con la confianza en su eficacísimo patrocinio ante Dios y la Virgen Santísima.

Si los sacerdotes y los fieles están animados de vivísima fe, conscientes de los inagotables recursos de gracias, de ayudas y de dones que pueden obtener de este Dogma de la Comunión de los Santos, verán centuplicado su poder sobre las fuerzas del Mal.

Yo he dotado a mi gran Familia de riqueza y potencia insondable y la robustezco con la fuerza invencible de un Amor infinito y eterno. 

Recursos inutilizados 

Mis sacerdotes instruyen a los fieles con palabras simples y claras, diciendo que vuestros hermanos que han cumplido ya en la tierra el periplo de su vida temporal, no están divididos de nosotros, no están lejanos de vosotros.

Decid también que no están inertes y pasivos a vuestro respecto sino que, en un nuevo estado de vida más perfecta que la vuestra, os están cercanos, os aman. Ellos toman parte, en medida de la perfección alcanzada, en todas las vicisitudes de Mi Cuerpo Místico.

Os repito que ellos no pueden descartar vuestra libertad pero, si son solicitados por vuestra fe y por vuestras invocaciones, os están y estarán cada vez más cercanos en la lucha contra el Maligno.

Os miran, os siguen e intervienen en la medida determinada por vuestra fe y por vuestra libre voluntad.

Hijo mío, ¡qué inmensos tesoros ha predispuesto mi Padre para vosotros!

¡Cuán inmensos recursos inutilizados!

¡Cuántas posibilidades de bien dejadas caer en el vacío!

Se afirma creer, pero no hay más que un mínimo de coherencia con la fe en la que se dice creer.

Te bendigo. ¡Ámame!

21 de Julio de 1976 

INESTIMABLE TESORO 

Soy el Padre R.

Una sola vez nos hemos encontrado en la vida.

La muerte que puso fin a la vida terrena ha abierto mi alma a la verdadera vida de la que Él, Uno y Trino, nos hace partícipes en la medida en que en la tierra hayamos creído, esperado, amado y servido a Él.

Don O., sé que otros te han dicho la imposibilidad para vosotros de comprender lo que es el Paraíso: es la verdad, por eso yo no intentaré lo imposible.

Os baste el saber que aún la más fértil imaginación no podrá jamás figurarse ni de modo aproximado la realidad que supera cualquier capacidad vuestra de entender.

Más bien, Don O., vuelvo sobre un asunto más accesible en teoría, más difícil para vivirlo en la práctica: el Dogma de la Comunión de los Santos.

La Sabiduría Increada ha provisto que lo recordemos, incluyéndolo en el Credo, este gran Dogma, tan incomprendido con gran daño de los militantes en la tierra y de los que sufren en el Purgatorio.

En efecto, este Dogma, no basta con aceptarlo teóricamente. Sólo si se traduce  en la practica diaria de vuestra vida, tiene posibilidad de incrementar no sólo vuestra vida personal, sino toda la vida comunitaria de la Iglesia.

Pensad que vuestra contribución de sufragios cotidianos se transforma en una lluvia de gracias y estrecha las relaciones de amor, por consiguiente de mayor unión, entre vosotros y las almas del Purgatorio.

Pensad en lo que podemos nosotros que vivimos en Dios y de Dios, si vosotros recurrís a nosotros, situándonos en la condición de poderos ayudar.

El Dogma de la Comunión de los Santos es comparable a un grande e incalculable tesoro al que sólo poquísimos alcanzan. La mayoría no van más allá de un común y pálido acto de fe. 

Apostolado fecundo 

Don O., estoy convencido de que el propagar la necesidad de conocer y vivir más profundamente el Dogma de la Comunión de los Santos equivale a un óptimo y fecundo apostolado. Sólo si los hijos de Dios, de las tres Iglesias triunfante, militante y purgante viven en una común voluntad de conocerse, amarse y ayudarse, pueden hacer más fuerte el conjunto del Cuerpo Místico, en particular contra las fuerzas del mal.

Don O., el mal se propaga, la anemia espiritual se agudiza.

Satanás ha encontrado amigos y colaboradores en el urdir conjuras, en el preparar su desesperado asalto contra la Iglesia. Ahora está minando con la dinamita del odio Italia y Europa.

Rezar, reparar, hacer penitencia, son las únicas cosas que verdaderamente sirven para desalentar al Enemigo.

Si las invitaciones de la Virgen Santísima, hechas repetidas veces para informaros del grave peligro que amenaza la humanidad y a la Iglesia, hubieran sido fielmente acogidas, todo habría sido evitado.

No temas y no te preocupes de los juicios de los demás: habla claramente, vuelve a llamar a las almas a la realidad que han perdido de vista.

Los hombres han perdido la sensatez. Si no te escuchan será peor para ellos.

Es verdadero lo que Jesús dice, que vendrá un día en que los habitantes de Nínive se alzarán en juicio para acusar a esta generación, incrédula, pagana y por desgracia, impía".

Te bendigo, Don O.

Padre R.

9 de Junio de 1978 

EL DOGMA DE LA COMUNION DE LOS SANTOS NO BASTA CONOCERLO, SE NECESITA VIVIRLO 

Somos las almas del Purgatorio, escribe, hermano.

Somos nosotras almas Purgantes y esperábamos este encuentro que indudablemente traerá bien a ti y a nosotras, el amor que une a los hijos de Dios, estén en el tiempo o fuera del tiempo como estamos nosotras, es siempre útil y fecundo de bien.

El Dogma de la Comunión de los Santos, para quien cree en él y se esfuerza en vivirlo, lleva siempre frutos santos para ambas partes, ciertamente hermano Don Octavio, para nosotras ningún esfuerzo, ninguna fatiga sea para creer ni para vivir la sublime y estupenda realidad del Dogma que tratamos, en cambio para vosotros que estáis peregrinando en la tierra, se requiere el ejercicio de la vida divina de la Gracia, se requiere el ejercicio de las facultades de vuestra alma, ante todo, el ejercicio de vuestra inteligencia, que debe buscar conocer la existencia del Dogma, conocer el origen, esto es, de dónde y cómo ha nacido, conocer los efectos que produce en quien lo conoce, y en quien  lo vive, se requiere  además el ejercicio de vuestra voluntad, quererlo aceptar y quererlo vivir es acto de la voluntad, se necesita aún el ejercicio de la memoria, la que siempre debe tenerlo presente a la inteligencia y a la voluntad para que ellas puedan recordarlo y quererlo.

Hermano Don Octavio, no es todo, el Dogma de la Comunión de los Santos, como por otra parte se debe decir de tantas otras realidades sobrenaturales, exige, sí, el ejercicio natural del alma, pero sobre todo el ejercicio de la Vida divina de la Gracia introducida en el alma y, por lo tanto: ejercicio de la Fe, para que el Dogma se haga operante se necesita creer firme y fuertemente, sin velos ni sobrentendidas limitaciones, requiere además el ejercicio de la Caridad, del amor, amor verdadero, no ficticio, no ilusorio, amor real acompañado de obras, y tú, vosotros,  sabéis qué obras exige la naturaleza de este Dogma, requiere el ejercicio de la Esperanza, la que como luz transparente os haga vislumbrar y desear los benéficos efectos que el Dogma visto, querido y amado lleva a vosotros y a nosotras. 

Cuántos tesoros aún por descubrir y valorar 

Hermano Don Octavio, hemos hablado de realidades maravillosas, o mejor estupendas,  si tuviéramos otros vocablos más eficaces los usaríamos para haceros comprender cuántos tesoros hay aún por descubrir y valorar por parte de muchísimos cristianos que ignoran, que no ven y por lo tanto no obran, para su perjuicio y en este caso también en daño nuestro; Don Octavio, no basta el don de la vida, aun la física, intelectual, espiritual se necesita vivirla, ¿para qué serviría una vida no vivida? Cuánto bien no hecho, cuánto bien descuidado por la superficialidad de fe, de esperanza y de caridad, dones maravillosos, pero muchas veces casi desperdiciados en una tibieza y negligencia incomprensibles

Vosotros deberíais saber muy bien que vuestras posibilidades de bien con relación a nosotras constituyen una reserva potencial casi inagotable, cualquier cosa que hagáis bastaría  transportarla del plano natural al plano sobrenatural de la gracia añadiéndole la intención: "por las almas Santas del Purgatorio", y si son ya cosas de orden sobrenatural, como la Santa Misa celebrada o escuchada, basta sólo con añadir la intención dicha; si salís para un paseo, para una compra  o cualquier otra cosa que hagáis o penséis, hacedlo por amor al Señor y en sufragio de nuestras almas. 

A vosotros, hombres toca dar el "ya" 

Tú sabes, hermano, que por parte nuestra la respuesta sería, es inmediata, para nosotras no podemos hacer "nada", pero para vosotros podemos hacer "mucho", pero sois vos otros, quienes vivís en la fe y en la prueba, quienes debéis, por así decirlo, dar el "ya" para volver operante este Dogma de la Comunión de los Santos.

Don Octavio, es cierto que las necesidades materiales y sobre todo espirituales son para vosotros muchas, pero ¿por qué no tener en cuenta que también nosotras, Almas Purgantes, podemos ayudaros mucho para resolver todos vuestros problemas personales y sociales? ¡Si supieras lo que quiere decir Purgatorio!!! ¡Si lo supieran los cristianos, que tan rápidamente se olvidan de nosotras, que tan fácilmente se olvidan de sus promesas, que tan mal viven su fe, que más que en nosotras, piensan en la podredumbre y cenizas de nuestros cuerpos!!!

Hermano nuestro Don Octavio, cuánto se podría y se debería hacer por Caridad y por Justicia con respecto a nosotras... intensifiquemos en mucho nuestra comunión y los benéficos efectos y las bendiciones de Dios serán abundantes.

A la espera…

Las Almas del Purgatorio


MENSAJES DE LA SANTÍSIMA VIRGEN AL PADRE GOBBI, DEL MOVIMIENTO SACERDOTAL MARIANO:

Quito (Ecuador), 1 de noviembre de 1981

Fiesta de todos los Santos

La comunión de los Santos

“Soy la reina de todos los Santos.

Hoy se os invita a elevar vuestra mirada al Paraíso, a donde os han precedido muchos hermanos vuestros. Ruegan por vosotros y os ayudan para que venga pronto también sobre la Tierra aquel Reino de Jesús, que en el Cielo es el motivo de nuestra alegría y de nuestra gloria.

Debe hacerse cada vez más intensa esta comunión de vida con todos vuestros hermanos, que ya han alcanzado el Paraíso.

En estos tiempos la Comunión de los Santos debe ser vivida aún más intensamente, porque una sola es la Iglesia en la que mi Hijo Jesús vive, reina y es glorificado por sus hermanos que aún luchan o sufren o gozan de felicidad eterna.

En tu camino para llevar a todas partes mi invitación y para reunir en mi ejército a mis hijos ¡cuánto te ayudan, protegen y defienden tus hermanos, que han llegado ya al Cielo!

Forman una corona de luz en torno a mi Corazón Inmaculado.

Cada una de estas luces se refleja sobre cada uno de vosotros, os ilumina y os guía en vuestro camino.

La Madre Celeste quiere hacer más fuertes vuestros vínculos de amor con el Cielo para que cada día gocéis de la Comunión de los Santos, y avancéis unidos.”

Dongo (Como), 1 de noviembre de 1989

Fiesta de Todos los Santos

La nueva Jerusalén

“Hoy es la fiesta de Todos los Santos y mañana recordáis a los que se han salvado pero que aún se encuentran inmersos en los sufrimientos purificadores del Purgatorio.

En estos tiempos de la gran tribulación debéis vivir fuertemente la Comunión de los Santos.

Soy la Reina de todos los Santos.

Soy la Capitana de un único ejército.

–Los Ángeles del Señor han recibido de Mí el mandato de responder con fuerza y con energía a todas las insidias que el Dragón, la bestia negra, la bestia semejante a un cordero y los espíritus malignos, os tienden todos los días.

Qué grande es hoy su poder celestial, porque son enviados por Mí para contrarrestar la táctica de mi Adversario, que es la de alejar a muchos pobres hijos míos de la adoración debida a nuestro Dios, mediante la difusión cada vez mayor del culto satánico y de las misas negras. A esta perversa y blasfema acción de los demonios, los Ángeles responden con su perenne, profundo e incesante acto de adoración y de glorificación al Señor.

–A los peligros que en estos tiempos os tienden los malos, tratando de esparcir en el camino por el que debéis andar obstáculos, dificultades y astutas oposiciones, los Santos del Paraíso responden con su poderosa asistencia e intercesión.

Las tramas ocultas y oscuras, que la Masonería urde contra vosotros, para haceros caer en sus redes, son descubiertas y destruidas por los Santos, quienes hacen descender desde el Paraíso una fuerte Luz que os envuelve, para perfumar de fe, de esperanza, de amor, de pureza y de santidad toda vuestra existencia.

La comunión de vida con los Santos del Paraíso es el remedio que Yo os doy contra los peligros engañosos y muy astutos que la bestia negra de la Masonería hoy os tiende.

–Contra las dificultades, las burlas, las marginaciones que la bestia semejante a un cordero utiliza contra vosotros, mis hijos predilectos, recurrid a una perenne comunión de oración con las almas santas del Purgatorio. Esta comunión de oración con las almas purgantes da a ellas la luz y el alivio de abreviar el tiempo de su purificación y os concede a vosotros la seguridad y el valor para realizar en vuestra vida mi designio, que es el de ayudaros a cumplir en todo momento la Divina Voluntad del Señor.

Hoy os contemplo con alegría, reunidos juntos en el celestial jardín de mi Corazón Inmaculado, viviendo esta estupenda realidad de la Comunión de los Santos, que os une, os ayuda, os compromete a todos a combatir por el pleno triunfo de Cristo, con el advenimiento en el mundo de su glorioso reino de amor, de santidad, de justicia y de paz.

De ese modo vosotros ya estáis contribuyendo a edificar la Nueva Jerusalén, la Ciudad Santa, que debe descender del Cielo como una esposa adornada para su esposo y formáis la morada de Dios entre los hombres, para que todos lleguen a formar parte de su pueblo, donde cada lágrima será enjugada de sus ojos y allí no habrá más muerte, ni luto, ni lamentos, ni afanes, porque las cosas de antes habrán pasado.”