PortadaActualizado el lunes 30/SEP/13

El Apocalipsis en los Padres de la Iglesia

Luz de la inteligencia

Según Orígenes, “puesto que nuestra vida es una noche, tenemos necesidad de una lámpara, que no es sino la inteligencia, el ojo del alma”. Máxime en los tiempos finales. Nunca como entonces serán tan necesarias. “Bienaventurados aquellos en cuyas manos brillan las antorchas de las buenas obras –escribe San Pedro Crisólogo-. Porque se lee: ‘Brille vuestra luz delante de los hombres, de suerte que viendo vuestras buenas obras, den gloria a vuestro Padre que está en los cielos’ (Mt 5, 16) [...] La lámpara no sólo ilumina al que la lleva en sus manos, sino a muchos, y la buena obra, al tiempo que ilumina al que la hace, ilumina a muchos con el ejemplo. La lámpara aleja las oscuridades de la noche, la obra buena ahuyenta las tinieblas de la maldad. Encendamos la lámpara con las buenas obras en nuestras manos, si queremos brillar ante Dios y ante los hombres”. 

Comentario: 

En los últimos tiempos será necesaria la luz de la inteligencia, porque como bien dice el Libro de Daniel: sólo los sabios entenderán y comprenderán, y los demás no entenderán nada de los signos de esos tiempos.

También se dice en el Apocalipsis que para deducir un nombre del número 666, es necesaria la luz de la inteligencia. Pero esta inteligencia no es la inteligencia sólo humana, sino más bien la que nos da el Espíritu Santo con sus dones de Sabiduría y Ciencia, que nos hace distinguir lo verdadero de lo falso.

Recordemos que en esos tiempos postreros, de los que tal vez no estamos lejos, hasta los mismos elegidos sufrirán una dura prueba; y si esos días no fueran abreviados por la intercesión de los Santos y de la Virgen, nadie se salvaría, ni siquiera los mismos elegidos.

También dice la Biblia que el número de los necios es ilimitado, y en los últimos tiempos se comprobará esta afirmación, pues serán legiones y legiones de hombres y mujeres que seguirán al Anticristo, engañados por él.

Ojalá nosotros no estemos en su número, en el número de los marcados con el signo de la Bestia.

Y para que sea así, preparémonos ya desde ahora en la sana doctrina e invocando por medio de la oración al Espíritu Santo, que sea Él quien nos guíe en esos momentos, y también ahora.

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