Evangelio del día

sábado 21/DIC/24 

Lc 1, 39-45.  

Día 21. 

Durante su embarazo, María partió y fue sin demora a un pueblo de la montaña de Judá. Entró en la casa de Zacarías y saludó a Isabel. Apenas esta oyó el saludo de María, el niño saltó de alegría en su vientre, e Isabel, llena del Espíritu Santo, exclamó: “¡Tú eres bendita entre todas las mujeres y bendito es el fruto de tu vientre! ¿Quién soy yo, para que la madre de mi Señor venga a visitarme? Apenas oí tu saludo, el niño saltó de alegría en mi vientre. Feliz de ti por haber creído que se cumplirá lo que te fue anunciado de parte del Señor”. 

Reflexión: 

¿Qué sentiría la Virgen al llevar en su seno al Verbo de Dios? Seguramente Ella hubiese querido avisar a todos los hombres que se llenen de alegría porque ya el Salvador estaba en el mundo. Pero debió guardar el secreto hasta que el mismo Dios se lo revelara a las personas. Y la primera que lo sabe es Santa Isabel, su prima, que al recibir el saludo de la Virgen, el niño que llevaba en su seno quedó libre del pecado original y se llenó del Espíritu Santo que trasmitió a su madre Isabel, y así felicitó a María por su fe en el Altísimo y sus promesas.

Pidamos a la Santísima Virgen la gracia de ser nosotros también portadores de Dios como lo fue Ella y llevar la salvación a nuestros hermanos.

Jesús, María, os amo, salvad las almas.

Si desea recibir el Evangelio todos los días en su correo electrónico, por favor
SUSCRÍBASE AQUÍ