Evangelio del día

lunes 15/ABR/24 

Jn 6, 22-29. 

Fieles al Señor. 

Después que Jesús alimentó a unos cinco mil hombres, sus discípulos lo vieron caminando sobre el agua. Al día siguiente, la multitud que se había quedado en la otra orilla vio que Jesús no había subido con sus discípulos en la única barca que había allí, sino que ellos habían partido solos. Mientras tanto, unas barcas de Tiberíades atracaron cerca del lugar donde habían comido el pan, después que el Señor pronunció la acción de gracias. Cuando la multitud se dio cuenta de que Jesús y sus discípulos no estaban en el lugar donde el Señor había multiplicado los panes, subieron a las barcas y fueron a Cafarnaún en busca de Jesús. Al encontrarlo en la otra orilla, le preguntaron: “Maestro, ¿cuándo llegaste?”. Jesús les respondió: “Les aseguro que ustedes me buscan, no porque vieron signos, sino porque han comido pan hasta saciarse. Trabajen, no por el alimento perecedero, sino por el que permanece hasta la Vida eterna, el que les dará el Hijo del hombre; porque es él a quien Dios, el Padre, marcó con su sello”. Ellos le preguntaron: “¿Qué debemos hacer para realizar las obras de Dios?”. Jesús les respondió: “La obra de Dios es que ustedes crean en Aquél que él ha enviado”. 

Reflexión: 

Nosotros también muchas veces seguimos al Señor porque nos da los bienes materiales que necesitamos y en esos momentos es fácil seguirlo. Pero ¿qué pasará si nos empieza a faltar algo? ¿Seguiremos confiando en Jesús y siendo sus discípulos? Muchas veces hay personas que se rebelan porque han perdido un familiar o ha ocurrido una desgracia, y se alejan de Dios y tal vez terminan perdiéndose para siempre en el Abismo. En cambio nosotros trataremos de seguir siempre fieles a Jesús al igual que lo fue Job con respecto a Dios y, pase lo que pase, seguiremos a Jesús hasta el fin. Esto lo lograremos si nos consagramos al Inmaculado Corazón de María y si utilizamos diariamente el gran medio de la ORACIÓN, en especial el rezo del Santo Rosario.

Pidamos a la Santísima Virgen la gracia de confiar siempre en Jesús y saber que él todo lo que quiere o permite que nos suceda está perfectamente dentro de sus planes y debemos aprovechar esto para subir y no para descender en la vida espiritual.

Jesús, María, os amo, salvad las almas.

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