Mt 10, 5-6.
Predicar a Israel.
Estos son los Doce que Jesús envió, después de haberles dado instrucciones, diciendo: “No vayáis hacia los gentiles y no entréis en ninguna ciudad de samaritanos, sino id más bien a las ovejas perdidas de la casa de Israel”.
Comentario:
Los apóstoles no estaban debidamente preparados para entrar en contacto con samaritanos, que eran considerados paganos, ya que eran judíos y veían con malos ojos a los paganos. Entonces Jesús, por la debilidad de ellos, los envía sólo a los de Israel, para que hagan volver a Dios las ovejas perdidas.
No siempre estamos preparados para evangelizar a cualquiera, sino que siempre debemos ver qué cualidades tenemos y a qué personas podemos dirigirnos sin tratarlos mal ni despreciarlos.
Jesús no pide imposibles ni tienta nuestra naturaleza o carácter, porque sabe muy bien que somos débiles y que no somos perfectos. Pero Dios se sirve de nuestra imperfección para hacer maravillas, y así Dios escribe derecho con líneas torcidas.
Es cierto que todo apóstol, al principio, suele hacer más mal que bien, pero con el tiempo irá aprendiendo el apostolado y, sobre todo, irá viviendo cada vez mejor en intimidad con Jesús, en la oración y en la Eucaristía, y así entonces podrá hablar con conocimiento y experiencia propia sobre lo que él vive. Entonces sí que convencerá a las gentes, porque de lo que abunda en el corazón, hablará la boca.
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