Actualizado el domingo 23/JUN/24

Imitación de Cristo

Tomás de Kempis

LIBRO TERCERO 

De la consolación interior  

CAPÍTULO XV 

Qué debe uno hacer y decir en todas las cosas que deseare 

Hijo, di así en cualquier cosa: Señor, si te agradare, hágase esto así. Señor, si es honra tuya, hágase esto en tu nombre. Señor, si vieres que me conviene, y hallares serme provechoso, concédemelo, para que use de ello a honra tuya; mas si conocieres que me sería dañoso, y nada provechoso a la salvación de mi alma, aparta de mí tal deseo, porque no todo deseo procede del Espíritu Santo, aunque parezca justo y bueno al hombre. Dificultoso es juzgar si te induce buen espíritu o malo a desear esto o aquello, o si te mueve tu propio espíritu. Muchos han sido engañados al fin, que al principio parecía ser movidos por buen espíritu.

Por eso, sin verdadero temor de Dios y humildad de corazón, no debes desear, ni pedir cosa que al pensamiento se le ofreciere digna de desearse, y especialmente con entera resignación de la propia voluntad, remítelo todo a mí, y puedes decir: Oh Señor, tú sabes lo mejor, haz que se haga esto o aquello como más te agrade. Dame lo que quisieres, cuanto quisieres y cuando quisieres; haz conmigo como sabes, y como más te pluguiere y fuere mayor honra tuya. Ponme donde quisieres, y obra libremente conmigo en todas las cosas. Yo estoy en tu mano, vuélveme y revuélveme alrededor. Ve aquí tu siervo preparado para todo, porque no deseo, Señor, vivir para mí, sino para ti; quiera tu misericordia que viva digna y perfectamente.

Lea o descargue el libro completo en Word