Obediencia.
Jesús y María fueron obedientes en todo a la voluntad de Dios. Y si como dice la Sagrada Escritura: “El hombre obediente cantará victoria”, Ellos cantaron victoria sobre todos sus enemigos porque fueron infinitamente obedientes.
En esto debemos imitarlos también nosotros si queremos ser útiles al plan de Dios, porque no podemos tratar de servir a nuestro antojo, sino sólo cumpliendo lo que Dios quiere que cumplamos, lo que Él nos ha preparado desde toda eternidad en un plan de salvación para nosotros y para muchos.
Obedecer es lo que más cuesta a la naturaleza humana, herida por el pecado. Y es que todo pecado en realidad es una desobediencia a Dios y a su Ley.
El primer Desobediente fue Lucifer, que no quiso obedecer a Dios, y fue transmutado en horrible demonio.
Trabajemos por alcanzar la obediencia a Dios, tratando de ser dóciles a su Voluntad, pues allí está no sólo nuestra salvación, sino también nuestra felicidad en este mundo y en el venidero.
La obediencia siempre salva, y si sabemos obedecer a nuestros superiores, Dios no nos negará sus socorros y auxilios, porque el Señor premia a los obedientes de corazón.
Cuando recemos el Padrenuestro, remarquemos especialmente las palabras “Hágase tu voluntad en la tierra como en el Cielo”, y tratemos de cumplirlo, y entonces sí que seremos verdaderos servidores del Señor e instrumentos útiles para la extensión del Reino de Dios en el mundo.
Jesús, María, os amo, salvad las almas
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En esta sección, creada el 11 de Julio de 2011, memoria de San Benito abad, iremos repasando todas las virtudes de Jesús y de María, para imitarlas y ser santos.