Actualizado el viernes 19/JUL/24

Interpretación del Apocalipsis

Fátima, 13 de octubre de 1985

Aniversario de la última aparición

Los dos ejércitos

“Desde aquí, donde me aparecí como la Mujer vestida del Sol, os llamo a todos a recogeros en torno a vuestra celestial Capitana.

Éstos son los tiempos de la gran batalla entre Mí y el poderoso ejército a las órdenes del Dragón Rojo y la Bestia negra.

El ateísmo marxista y la masonería guían este ejército, reunido para conducir a toda la humanidad a la negación y rebelión contra Dios.

A la cabeza de él está el mismo Lucifer, que repite hoy su desafío de ponerse en lugar de Dios, para hacerse adorar él mismo como Dios.

Con él combaten todos los demonios que, en estos momentos, saliendo del infierno, se han desparramado por la tierra, para llevar a la perdición al mayor número posible de almas.

A ellos se unen todos los espíritus condenados y los que en esta vida caminan en el rechazo de Dios, le ofenden y le blasfeman, y corren por la senda del egoísmo y del odio, del mal y de la impureza.

Ellos hacen de la búsqueda del placer su único objetivo, satisfacen todas las pasiones, combaten por el triunfo del odio, del mal y de la impiedad.

El ejército que Yo misma conduzco está formado por todos los Ángeles y Santos del Paraíso, guiados por San Miguel Arcángel, que está al frente de toda la milicia celeste.

Es una terrible batalla que se combate, sobre todo, a nivel de espíritus.

En la tierra forman parte de mi ejército todos los que viven amando y glorificando a Dios, según la gracia recibida en el santo Bautismo, y caminan por la senda segura de la perfecta observancia de los Mandamientos del Señor.

Son humildes, dóciles, pequeños, caritativos; huyen de las asechanzas del demonio y de las fáciles seducciones del placer, caminan por la senda del amor, de la pureza y de la santidad.

Mi ejército lo forman todos mis pequeños hijos que, hoy, en todas partes del mundo, me han dicho sí, y me siguen por la senda que en estos años les he trazado.

Es por medio de mi ejército, en estos tiempos, como llevo adelante mi victoria.

Es por medio de mi ejército como construyo cada día el triunfo de mi Corazón Inmaculado.

Es por medio de mi ejército como preparo el camino por el que vendrá a vosotros el Reino glorioso de Jesús, que será un Reino de amor y de Gracia, de santidad, de justicia y de paz.

Desde este lugar, donde me aparecí, os repito hoy mi ruego materno: ¡Alistaos todos, lo más pronto posible, en mi ejército!

La hora de la gran batalla ha llegado ya.

Combatid con el arma del Santo Rosario y caminad por la vía del amor a Jesús, del desprecio del mundo y de vosotros mismos, de la humildad, de la caridad, de la sencillez, de la pureza.

Entonces estaréis dispuestos a afrontar las grandes pruebas, que pronto comenzarán para la Iglesia y la humanidad.

Desde este bendito lugar, con mi Papa, con mis predilectos e hijos consagrados a Mí, os bendigo a todos en el Nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo.” 

Comentario: 

Palabras serias de nuestra Madre del Cielo, que nos dicen que ya estamos en medio de la batalla entre Cielo e Infierno, y nosotros estamos también participando de ella.

A la luz de este mensaje de María, es que comprenderemos mejor todos los acontecimientos del mundo, que están siendo guiados por las fuerzas del mal. Y también nos enteramos de que no sólo sobre el mundo se han dispersado los demonios para tentarnos y dañarnos de todas formas, sino que también han ascendido del Infierno las almas de los condenados, que por haberse condenado son también demonios, y ayudan a Satanás en el plan de destrucción del mundo y de la Iglesia.

Este mensaje de María es muy serio y tenemos que tomarlo seriamente, porque Ella nos invita a que urgentemente (¡y el mensaje fue dado en el año 1985!), a que entremos lo más pronto posible a formar parte de su ejército victorioso. Y entramos a este ejército por medio de la consagración al Inmaculado Corazón de María, pues con esta consagración nos entregamos completamente a la Virgen y ya no quedamos a merced del demonio y todos sus espíritus condenados, puesto que la Virgen nos protege como cosa y posesión suya.

Hay una canción en Argentina que lleva como título. “Ya no se puede ocultar”, y habla de que el demonio se presenta con mil caras y ya no se puede ocultar, sino que para quien quiere ver las cosas con claridad, ya ve el rostro del Maligno en los acontecimientos de este mundo que cada vez está más en su poder.

Los enemigos son muchísimos y más fuertes que nosotros. Pero en toda la historia del pueblo elegido, y también del Cristianismo, hemos visto innumerables veces cómo Dios ha intervenido y ayudado a los que eran minoría, a su pequeño rebaño. Y esta vez no será distinto, sino que Dios y su santísima Madre, estarán de nuestra parte e inclinarán la balanza hacia el bien  y el triunfo de Dios y de sus hijos.

(Vea cómo Consagrarse al Corazón Inmaculado de María)


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En aquel tiempo, se alzará Miguel, el gran Príncipe, que está de pie junto a los hijos de tu pueblo. Será un tiempo de tribulación, como no lo hubo jamás, desde que existe una nación hasta el tiempo presente. En aquel tiempo, será liberado tu pueblo: todo el que se encuentre inscrito en el Libro. Y muchos de los que duermen en el suelo polvoriento se despertarán, unos para la vida eterna, y otros para la ignominia, para el horror eterno. Los hombres prudentes resplandecerán como el resplandor del firmamento, y los que hayan enseñado a muchos la justicia brillarán como las estrellas, por los siglos de los siglos. En cuanto a ti, Daniel, oculta estas palabras y sella el Libro hasta el tiempo del Fin. Muchos buscarán aquí y allí, y aumentará el conocimiento". Yo, Daniel, miré y vi que otros dos hombres estaban de pie, uno en una orilla del río y otro en la orilla opuesta. Uno de ellos dijo al hombre vestido de lino que estaba sobre las aguas del río: "¿Para cuándo será el fin de estos prodigios?". Yo oí al hombre vestido de lino que estaba sobre las aguas del río. Él alzó su mano derecha, y su mano izquierda hacia el cielo y juró por aquel que vive eternamente: "Pasará un tiempo, dos tiempos y la mitad de un tiempo; y cuando se haya acabado de aplastar la fuerza del pueblo santo, se acabarán también todas estas cosas". Yo oí, pero no entendí. Entonces dije: "Señor mío, ¿cuál será la última de estas cosas?". Él respondió: "Ve Daniel, porque estas palabras están ocultas y selladas hasta el tiempo final. Muchos serán purificados, blanqueados y acrisolados; los malvados harán el mal, y ningún malvado podrá comprender, pero los prudentes comprenderán. A partir del momento en que será abolido el sacrificio perpetuo y será instalada la Abominación de la desolación, pasarán mil doscientos noventa días. ¡Feliz el que sepa esperar y llegue a mil trescientos treinta y cinco días! En cuanto a ti, ve hacia el Fin: tú descansarás y te levantarás para recibir tu suerte al fin de los días". (Daniel 12, 1-13)

Sepan, en primer lugar, que en los últimos días vendrán hombres burlones y llenos de sarcasmo, que viven de acuerdo con sus pasiones, y que dirán: "¿Dónde está la promesa de su Venida? Nuestros padres han muerto y todo sigue como al principio de la creación". Al afirmar esto, ellos no tienen en cuenta que hace mucho tiempo hubo un cielo, y también una tierra brotada del agua que tomó consistencia en medio de las aguas por la palabra de Dios. A causa de esas aguas, el mundo de entonces pereció sumergido por el diluvio. Esa misma palabra de Dios ha reservado el cielo y la tierra de ahora para purificarlos por el fuego en el día del Juicio y de la perdición de los impíos. Pero ustedes, queridos hermanos, no deben ignorar que, delante del Señor, un día es como mil años y mil años como un día. El Señor no tarda en cumplir lo que ha prometido, como algunos se imaginan, sino que tiene paciencia con ustedes porque no quiere que nadie perezca, sino que todos se conviertan.  (II Pedro 3, 3-9)

Esta sección se crea el 2 de Abril de 2010, Viernes Santo, y día del Siervo de Dios Juan Pablo II, a quien se la encomendamos, junto con la interpretación correcta del Apocalipsis y todas las profecías que hablan sobre el Fin de los Tiempos.

Que la Virgen nos guíe en esta tan importante, actual y necesaria tarea, para que podamos ser de los que estemos escritos en el Libro de la Vida el Último Día.