Actualizada el domingo 23/NOV/14
Secretos para bien sufrir
En algún lugar hay que sufrir.
El salario del pecado es el sufrimiento, y como todos los hombres somos pecadores, todos tenemos que sufrir. Incluso los Únicos Dos que no tenían pecado: Jesús y María, también tuvieron que sufrir, ¡y cuánto! Ellos más que ninguno, porque ésa es la ley de la vida en este mundo, desde la caída de Adán y Eva.
Si no sufrimos en este mundo, tendremos que sufrir en el más allá, ya sea en el Purgatorio para pagar a la justicia divina, o lo que es peor deberemos sufrir para siempre en el Infierno sin mérito alguno.
Si pensáramos más detenidamente en estas cosas y en estos dos reinos donde se sufre tremendamente: el Purgatorio y el Infierno, entonces miraríamos las cruces de cada día con otros ojos, porque comprenderíamos que por grandes que sean los padecimientos en esta vida, son una “nada” respecto a los dolores del otro mundo, no sólo en intensidad sino también en duración.
Hay que saber que cuando sufrimos, Cristo está con nosotros, porque donde hay sufrimiento allí está Jesús. No otra cosa nos ha pedido el Señor, sino que socorramos y tengamos misericordia de quienes padecen, porque en ellos está Dios escondido, que nos juzgará al fin del mundo según haya sido nuestra compasión con los que sufren.
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