Sufrimiento y oración.
El sufrimiento y la oración son las dos armas que utilizó Nuestro Señor Jesucristo para rescatar almas del poder del Maligno, y por eso son esas mismas armas y no otras las que tenemos que utilizar también nosotros, Caballeros de la Purísima, para salvar a los pecadores.
Haciendo pequeños sacrificios, pequeñas renuncias nos mortificamos y así ofrecemos al Señor y a su Madre algo que nos cueste, entonces somos colaboradores de la Redención.
Dios puede hacer todo solo, sin necesidad de la ayuda de los hombres ni de nadie. Pero Él quiere necesitar de los hombres y por eso nos ha dado una misión a cada uno de nosotros para que cumplamos en la tierra. Nuestra misión como Caballeros de la Reina del Cielo, es vivir cristianamente, en gracia de Dios, e invitar a todos a vivir de la misma manera, con alegría en el corazón y coraje para ir contra la corriente de un mundo que cada vez está más en las manos de Satanás.
Así que ¡Ave María, y adelante!
¡Ave María Purísima!
¡Sin pecado concebida!
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