Mensaje de conversión
María nos debe conducir.
15-1-87 1074
Quiero que mis hijos estén alejados de la idolatría y que amen sí, al verdadero Señor y hacedor de todo lo creado.
Cristo envió a su Madre para que ayude al hombre a clarificar sus pensamientos y entregue éste su corazón a Dios.
Gloria al Altísimo.
Leed: Isaías C. 29, V. 13 - 14 - 15 - 16
13 El Señor ha dicho: Este pueblo se acerca a Mí con la boca y me honra con los labios, pero su corazón está lejos de Mí, y el temor que me tiene no es más que un precepto humano, aprendido por rutina.
14 Por eso, Yo seguiré haciendo prodigios, prodigios estupendos, en medio de este pueblo: Desaparecerá la sabiduría de sus sabios y se eclipsará la inteligencia de sus inteligentes.
15 Ay de los que traman secretamente para ocultar sus proyectos al Señor, de los que actúan en la oscuridad y dicen: "¿Quién nos ve y quién nos conoce?".
16 ¡Qué desatino el de ustedes ! ¿Acaso se puede pensar que el alfarero es igual al barro para que la obra diga al que la hizo: "No me ha hecho él", y la vasija diga de su alfarero: "No entiende nada"?
(Mensaje de María del Rosario de San Nicolás)
Comentario:
Así como Dios quiso asociar a su obra de salvación a la Santísima Virgen, así también ahora quiere asociarla a su obra de conversión de los corazones.
Por eso si queremos convertirnos y convertir a los demás, tenemos que acudir a María, que sea Ella la que toque nuestro corazón y el de nuestros hermanos que están alejados de Dios.
La mano de María es suave y nadie rehúsa ser tocado por su propia madre. Por eso dejémonos tocar por la mano maternal de María, y estaremos a salvo del Maligno, que quiere sobre todo alejarnos de la devoción a la Virgen, porque sabe muy bien que quien confía en Ella y se le entrega completamente, está a salvo de los males de este mundo y también de los males eternos.
Jesús, desde la Cruz, nos ha dado a su Madre para que fuera nuestra madre. Y si lo ha hecho en ese momento tan serio y solemne, debe ser porque es un don importante para nosotros. Porque por María nos llegan todas las gracias, y la conversión es una gracia de Dios, que pasa a través de la Virgen como a través de un canal, y también es la Virgen quien con sus ruegos nos la obtiene.
Pero no sólo la conversión es una gracia sino también lo es la perseverancia en gracia de Dios, y esta gracia también nos llega por manos de María.
Efectivamente Dios quiere que María sea el instrumento de nuestra conversión, santificación y salvación.
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