Se indican luego medios menores de ayuda que s suscitan nuestra sorpresa y curiosidad, y por eso quiero referirlos, en parte, textualmente:
"EI encender velas ayuda a las almas: ante todo porque esa atención de amor les da una ayuda moral: luego porque las velas son benditas y disipan las tinieblas en las que se hallan las almas. Un niño de 11 años, de Kaiser, pidió a María Simma que orase por él. Estaba en el Purgatorio porque, el día de los fieles difuntos, apagó en el cementerio las velas encendidas en las tumbas y robó la cera para diversión. Las velas benditas son de mucho valor para las almas. El día de la Candelaria, María Simma debió encender dos velas por un alma, mientras soportaba por ellas sufrimientos expiatorios ".
"Echar agua bendita mitiga los sufrimientos de los difuntos. Un día María Simma pasando echó agua bendita por las almas. Una voz le dijo: "¡Mucho más aún! ".
"Todos los medios no ayudan a las almas de la misma manera. Si durante su vida alguno tiene poca estima por la Misa, no le aprovechará mucho cuando estará en el Purgatorio. Si alguno no tuvo corazón durante su vida, recibe poca ayuda. quienes pecaron difamando a los demás deben expiar duramente su pecado. Pero quien en vida haya tenido un buen corazón, recibe mucha ayuda ".
"Un alma que había descuidado de asistir a Misa, pudo pedir ocho Misas para su alivio, porque durante su vida mortal había hecho celebrar ocho Misas por un alma del Purgatorio".
El párroco refiere que María Simma insiste mucho en que se rece para ayudar a los moribundos.
"Segúnlo que dicen las almas del Purgatorio", escribe el párroco, "muchas van al Infierno porque se ora demasiado poco por ellos... María Simma un día vio muchas almas suspendidas en vilo entre el Infierno y el Purgatorio".
He aquí algunas instrucciones:
''Las almas del Purgatorio se preocupan mucho de nosotros y del Reino de Dios (es siempre el párroco que escribe). Tenemos la prueba por ciertas advertencias que ellas dieron a María Simma”.
Las instrucciones que siguen (continúa el párroco) han sido tomadas de sus anotaciones: "De nada sirve lamentarse de los tiempos que vivimos. Es necesario decir a los padres que ellos son los principales responsables. Los padres no pueden ofrecer un peor servicio a sus hijos que consentir a todos sus deseos, dándoles todo lo que quieren, simplemente para que estén contentos y no griten. El orgullo puede así echar raíz en el corazón de un niño. Más tarde cuando el niño comienza a ir a la escuela, no sabe recitar un Padrenuestro ni hacer la señal de la Cruz. de Dios, a veces, no sabe absolutamente nada. Los padres se disculpan diciendo que esto es tarea del catequista y de los maestros de religión”.
Donde la enseñanza religiosa no comienza desde la más tierna edad, la religión no perdura después. "Eduquen a los niños a la renuncia. ¿Por qué hoy se da esta indiferencia religiosa, esta decadencia moral?. ¡Porque los niños no han aprendido a renunciar!. Ellos con el tiempo se volverán descontentos y hombres sin discreción que toman parte en todo, quieren tener todo a profusión. Esto provoca tantas desviaciones sexuales, las prácticas antinatalistas y el crimen del aborto. Todos estos hechos claman al Cielo venganza. Quien desde niño no ha aprendido a renunciar se vuelve egoísta, sin amor, tirano. Por este motivo hoy existe tanto odio y falta de caridad. ¿queremos ver tiempos mejores? Se comience por la educación de los niños”.
"Se peca en manera espantosa en contra del amor hacia el prójimo, sobre todo con la murmuración, el engaño y la calumnia. ¿Por dónde comienzan? En el pensamiento. Hay que aprender esas cosas desde la infancia y tratar de ahuyentar inmediatamente los pensamientos contrarios a la caridad. Se combatan rápidamente los pensamientos contra la caridad; y no se llegará a juzgar a los demás sin caridad”.
'"Para todo católico el apostolado es un deber. Algunos lo ejercen con la profesión, otros con el buen ejemplo. No pocos se lamentan que muchos se corrompen por las conversaciones contra la moral y contra la religión. ¿Por qué entonces se calla?. Los buenos deben también defender sus convicciones y declararse cristianos... Todo cristiano debería ponerse a buscar el Reino de Dios y esforzarse en hacerlo crecer; pues de lo contrario los hombres no estarán en condiciones de reconocer el gobierno de la Providencia. La preocupación del alma no tiene que ser sofocada por aquella exagerada del cuerpo..."
Me gusta terminar aquí esta pincelada. Hojeando el informe del párroco (a quien quisiera decirle gracias de corazón), pudimos también husmear entre las páginas del diario de María: hay en ellas una sabiduría que no viene del mundo, sino de las almas que la instruyen... Pues bien, les digo que para mí ha sido un gran placer conocer a María Simma, una mujer cuya vida ha sido donada totalmente. Cada segundo, cada hora de su vida tiene por cierto un peso de eternidad, no solo para ella misma, sino para tantas, tantas almas, conocidas o no, que ella, en varios modos, y con tanto amor, ayudó a liberarse del Purgatorio y a alcanzar la felicidad eterna en el Cielo.
Si desea recibir estos mensajes en su correo electrónico, por favor suscríbase al Grupo AMIGOS DE LAS BENDITAS ALMAS.