(Sección especialmente dedicada para el Grupo ALMAS REPARADORAS)
Fe y perseverancia.
Le pregunté a Jesús cómo debería hacerse la reparación.
–Con fe y perseverancia –me respondió-. Si en algún momento se sienten cansados o están preocupados o sienten frialdad, dirijan su mirada a la cruz o al sagrario. Cada uno debe comprender que la gente vive únicamente por mi voluntad y por mi amor. Yo soy el Amor y el fruto de mi Amor es la paz y la alegría. Quiero regalar al mundo los frutos de mi Amor: la paz y la felicidad. Si no hacen penitencia, el mundo entero irá a la ruina por causa del pecado. La guerra no es solamente el castigo por el odio entre las naciones sino también el castigo por los pecados de la humanidad.
(“La Victoriosa Reina del Mundo” - Sor Magdolna)
Comentario:
Ya nos ha dicho el Señor en el Evangelio que el que persevere hasta el fin se salvará. Y quien persevere hasta el fin en la reparación, no sólo se salvará él, sino que salvará a numerosísimas almas. Por eso Satanás hará todo lo posible por detener a estas almas que quieran reparar por tantos pecados de la humanidad, y por los que vienen tantos castigos a los hombres, incluso la guerra.
El Señor no nos quiere traer la tristeza sino todo lo contrario. Y esto lo demostró al principio de su misión pública, cuando convirtió el agua en vino.
También hoy Jesús quiere convertir el agua en vino, es decir, quiere traer la alegría a este mundo que parece la está perdiendo. Sólo necesita de servidores fieles que cumplan con su misión de llenar las tinajas de agua, es decir, de llevar la Palabra de Dios a todos los rincones de la tierra, ya que el Señor entonces hará su Milagro de Misericordia.
Nadie dice que no les haya costado a los sirvientes de las Bodas de Caná, el tener que llenar de agua trabajosamente esos recipientes. Y luego, cuando el Señor les dijo que sacaran y llevaran al encargado del banquete, quizás esperarían una reprimenda, pues no sabemos si el agua se convirtió en vino sólo cuando el encargado lo probó.
Entonces vemos que necesitamos una gran confianza y se nos pide hacer lo natural, que el milagro lo pondrá Cristo, y a nosotros nos corresponderá la gloria de haber colaborado a la intervención divina.
Hagamos penitencia y reparación, siendo perseverantes en ello, que el premio es muy grande si lo hacemos así; y el castigo es muy severo para todos, si no logramos el objetivo.
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