(Sección especialmente dedicada para el Grupo ALMAS REPARADORAS)
La vida es un tesoro.
La vida que tenemos sobre esta tierra es un tesoro de valor inestimable, pues es en esta vida cuando podemos hacer méritos para el Cielo, cuando podemos todavía reparar por el mal cometido, y también hacer reparación por el pecado de otros, pues siempre será verdad que la causa de todos los males es el pecado.
Aprovechemos, entonces, este tiempo de vida terrena, no para vivir despreocupados y “matando” el tiempo, sino para hacer méritos para el Cielo, diciendo como decían los santos: “El tiempo es gloria”, contra aquel dicho mundano de: “El tiempo es oro”. Porque efectivamente para un cristiano cada segundo de tiempo es una posibilidad de aumento de gloria futura, de gracia presente y de reparación por el mal del pasado.
¡Qué pena que muchas personas no descubran este secreto de la vida ni siquiera aunque vivan cien años! Si nosotros tuvimos la gracia de descubrir este secreto, de que la vida en la tierra existe en orden al más allá, a las realidades eternas, entonces saltemos de alegría porque hemos dado con la puerta y el camino estrecho de que habla el Señor en el Evangelio, y que pocos encuentran. Esforcémonos, entonces, para entrar por allí, aunque entremos solos, y nuestros parientes no nos sigan. Dios juzgará a cada uno según lo que sabe, y nosotros “sabemos” las cosas y no podemos hacernos los disimulados, sino que debemos esforzarnos por ser perfectos, y vivir la vida ofreciendo todo a modo de reparación por nuestros pecados y los del mundo entero.
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