Actualizado el viernes 3/NOV/23

Milagro Eucarístico

OBSEQUIO REMUNERADO 

Año 1293, Habsburgo Suiza 

Era tradicional y hereditaria en la casa de los augustos monarcas de Austria la devoción al Santísimo Sacramento, y tan antigua como lo era la misma dinastía de los Habsburgos, que tantos siglos reinó en aquel hoy ex imperio.

El príncipe Rodulfo yendo de caza, su diversión favorita, encontró a un pobre párroco que a pie y con mísero acompañamiento llevaba el santo viático a un enfermo. Movido el príncipe por un sentimiento de religiosísima piedad, dijo entre sí mismo: “¡Miserable de mí! ¡El Rey de los cielos y Señor del universo es llevado a pie, y yo, esclavo suyo y vil criatura, voy cómodamente montado a caballo!” Al punto se apea y ofrece el caballo al sacerdote. Toma en sus manos una vela, y descubierta la cabeza acompaña a Jesús Sacramentado.

Llegado ya a la casita del pobre enfermo, puesto de hinojos asiste al santo Viático, y después hace donación de la cabalgadura al sacerdote, teniéndose por indigno de servirse de un caballo sobre el cual el ministro del Señor había llevado el Pan de vida a un pobre enfermo.

El sacerdote, conmovido, al ver tanta piedad en el Príncipe, le profetizó que Dios se la premiaría con una muy señalada merced.

En efecto a los nueve meses era elegido Emperador de Alemania y Rey de Romanos, en medio del entusiasmo de todo el pueblo, y con plena aprobación y confirmación del Sumo Pontífice Gregorio X, que entonces gobernaba la Iglesia. 

(P. Pedro Laurenti, S. J., Le Maraviglie del SS. Sacramento, pág. 130)


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