Actualizado el miércoles 20/MAR/24

Quince minutos con María

La paz de mi alma.

María, Madre mía, enséñame a permanecer siempre en calma como tú lo estuviste en todo momento, incluso en las horas terribles de la pasión y el sufrimiento. Te pido que mi alma esté siempre en paz, en calma, porque así podré escuchar tus palabras y las de Dios. En cambio, si estoy turbado e inquieto, ya no escucho vuestras palabras porque el demonio hace barullo y no me deja comunicarme con vosotros. María, Reina de la Paz, te pido que me pacifiques el alma, que yo mismo sea un instrumento de paz en mi familia, en el mundo, porque si tengo que sufrir, mientras esté en paz, sufriré con el alma tranquila y tendrá mérito mi sufrimiento. Madre mía, ayúdame a evitar mirar televisión, porque después de mirar los noticieros u otros programas, ya no tengo calma y paz, sino que entra el miedo y la inquietud en mi corazón. Enséñame a evitar todo lo que quita la paz de mi alma, especialmente el pecado. ¡Te amo, Madre mía querida! Soy todo tuyo.


Así como todos los días debemos tener por lo menos unos quince minutos de oración personal con Jesús, de ser posible frente al Santísimo Sacramento; así también es necesario que empleemos por lo menos quince minutos de nuestro día a tratar con nuestra dulcísima Madre la Virgen, de ser posible frente a una de sus imágenes benditas.

Es por eso que hoy, 25 de marzo de 2009, comienzo a publicar estos sencillos textos que tratarán de ser una ayuda en la conversación que mantendremos con Nuestra Señora durante esos quince minutos diarios.

Con esta práctica nos acostumbraremos a hablar con María y con el paso del tiempo nuestro hablar con Ella se hará ininterrumpido.

¡Ojalá estos textos den sus frutos y que cada vez amemos más a nuestra Madre del Cielo!

¡Ave María Purísima!

¡Sin pecado concebida! 

 

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