La Santa Misa.
Debemos renovar y acrecentar nuestra fe en la Santa Misa, sabiendo que en ella se renueva el mismo sacrificio de Cristo en el Calvario, y por eso hay obligación, bajo pena de pecado grave, de asistir a Misa al menos los domingos y fiestas de guardar, porque de lo contrario estaríamos despreciando a Jesús y a toda su obra de redención.
Hay que tener mucho cuidado con las astucias del demonio que nos quiere convencer de que la cosa no es para tanto y que si faltamos a misa los domingos no es grave y “no pasa nada”. Pero recordemos que este modo de actuar del diablo no es nuevo, y también a Eva la convenció de que si comía una fruta “no pasaba nada”. Sin embargo sabemos muy bien lo que sucedió por comer el fruto prohibido, que vino la desgracia para toda la humanidad, y todos los males vinieron de este “inocente” pecado.
Así también hoy Satanás nos quiere hacer creer que los Mandamientos son cosas inútiles, o que al menos al violarlos no hacemos nada grave. ¡Tengamos cuidado, porque es la misma cantinela de siempre del demonio!
En la Misa estamos presentes en el momento en que Cristo se entrega por nosotros en la Cruz. Por eso debemos vivirla con mucho recogimiento, especialmente en el momento sublime de la Consagración del pan y del vino en el Cuerpo y la Sangre de Cristo.
La Misa tiene un poder infinito para reparar los pecados de la humanidad. Y sencillamente si se dejaran de celebrar las Misas en el mundo, vendrían sobre la humanidad infinidad de desgracias de todo tipo, porque la celebración de la Santa Misa es lo que aplaca la Ira de Dios y detiene su Justicia.
Participemos de la Misa con mucho amor y recogimiento, haciendo un acto de Fe, conscientes de que estamos participando del Drama del Calvario. Y unamos nuestras vidas y nuestro sacrificio al de Jesús en la Cruz, para que nosotros seamos también pequeños redentores con Él.
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"¡Simón, Simón! Mira que Satanás ha solicitado el poder sacudirlos como trigo; pero yo he rogado por ti, para que tu fe no desfallezca. Y tú, cuando hayas vuelto, confirma a tus hermanos." (Lc 22, 31-32)
"Bien sabemos por qué perturbaciones están hoy agitados, en lo tocante a la fe, algunos grupos de hombres, los cuales no escaparon al influjo de un mundo que se está transformando enteramente, en el que tantas verdades son o completamente negadas o puestas en discusión. Más aún, vemos incluso a algunos católicos como cautivos de cierto deseo de cambiar o de innovar. La Iglesia juzga que es obligación suya no interrumpir los esfuerzos para penetrar más y más en los misterios profundos de Dios, de los que tantos frutos de salvación manan para todos, y, a la vez, proponerlos a los hombres de las épocas sucesivas cada día de un modo más apto. Pero, al mismo tiempo, hay que tener sumo cuidado de que, mientras se realiza este necesario deber de investigación, no se derriben verdades de la doctrina cristiana. Si esto sucediera -y vemos dolorosamente que hoy sucede en realidad-, ello llevaría la perturbación y la duda a los fieles ánimos de muchos." (Papa Pablo VI)
Es por eso que he creado esta sección, Rayos de Fe; como quien dice Rayos de Sol, es decir, rayos de luz que fortalezcan nuestra fe y la de muchos. En ella iremos repasando las verdades fundamentales de nuestra Santa Religión Católica, tomando como referencia los artículos del Credo del Pueblo de Dios, compuesto por el Papa Pablo VI.
Esta sección es creada el 29 de junio de 2009, solemnidad de los Santos Pedro y Pablo, apóstoles, a quienes se la encomendamos.