Actualizado el martes 28/OCT/25

Rayos de Fe

13 de mayo de 1976

Aniversario de la primera Aparición en Fátima

Consagraos a mi Corazón Inmaculado.

“Hoy, hijos míos predilectos, recordad mi venida aquí a la tierra, en la pobre Cova de Iria, en Fátima. Bajé del Cielo para pediros la Consagración a mi Corazón Inmaculado.

Por medio de vosotros, Sacerdotes de mi Movimiento, cuanto os pedí entonces se está ahora realizando. Vosotros os consagráis a mi Corazón Inmaculado y conducís las almas a vosotros encomendadas a esta consagración querida por Mí misma.

Desde aquel día ha pasado mucho tiempo: ya son cincuenta y nueve años.

Aconteció también la segunda guerra mundial, predicha por Mí como castigo permitido por Dios para una Humanidad que no se ha arrepentido, por desgracia.

Ahora estáis viviendo los momentos en que el Dragón rojo, a saber, el ateísmo marxista, se ha propagado por todo el mundo y hace estragos cada vez mayores entre las almas.

Logra verdaderamente seducir y precipitar un tercio de las estrellas del cielo.

Estas estrellas, en el firmamento de la Iglesia, son los Pastores: sois vosotros, pobres hijos míos Sacerdotes.

¿Acaso no os ha confirmado también el Vicario de mi Hijo que hoy son los amigos más queridos, incluso sus mismos comensales, los Sacerdotes y Religiosos, los que traicionan y se ponen contra la Iglesia?

Ésta es, pues, la hora de recurrir al gran remedio, que el Padre os ofrece, para resistir a las seducciones del Maligno y para oponeros a la verdadera apostasía que cada vez se extiende más entre mis pobres hijos.

¡Consagraos a mi Corazón Inmaculado!

A quien se consagra a mi Corazón Inmaculado, vuelvo a prometerle la Salvación: la salvación del error en este mundo y la salvación eterna.

La obtendréis por mi especial intervención de Madre. Así impediré que podáis caer en las seducciones de Satanás. Seréis protegidos y defendidos por Mí misma; seréis consolados y robustecidos por Mí.

Ésta es la hora en que todo Sacerdote, que quiera mantenerse fiel, debe atender mi llamada.

Cada uno se consagre a mi Corazón Inmaculado: y por medio de vosotros, Sacerdotes, muchos hijos míos harán esta Consagración.

Es como una vacuna que, a título de buena Madre, os doy para preservaros de la epidemia del ateísmo que contamina a tantos hijos míos y los conduce a la verdadera muerte del espíritu.

Éstos son los tiempos predichos por Mí misma; ésta es la hora de la purificación.

Escuchad las peticiones de vuestra Madre y entregaos a Mí con toda confianza y el más completo abandono.” 

(Mensaje de la Virgen al Padre Gobbi, del Movimiento Sacerdotal Mariano)

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"¡Simón, Simón! Mira que Satanás ha solicitado el poder sacudirlos como trigo; pero yo he rogado por ti, para que tu fe no desfallezca. Y tú, cuando hayas vuelto, confirma a tus hermanos." (Lc 22, 31-32)

"Bien sabemos por qué perturbaciones están hoy agitados, en lo tocante a la fe, algunos grupos de hombres, los cuales no escaparon al influjo de un mundo que se está transformando enteramente, en el que tantas verdades son o completamente negadas o puestas en discusión. Más aún, vemos incluso a algunos católicos como cautivos de cierto deseo de cambiar o de innovar. La Iglesia juzga que es obligación suya no interrumpir los esfuerzos para penetrar más y más en los misterios profundos de Dios, de los que tantos frutos de salvación manan para todos, y, a la vez, proponerlos a los hombres de las épocas sucesivas cada día de un modo más apto. Pero, al mismo tiempo, hay que tener sumo cuidado de que, mientras se realiza este necesario deber de investigación, no se derriben verdades de la doctrina cristiana. Si esto sucediera -y vemos dolorosamente que hoy sucede en realidad-, ello llevaría la perturbación y la duda a los fieles ánimos de muchos." (Papa Pablo VI)

Es por eso que he creado esta sección, Rayos de Fe; como quien dice Rayos de Sol, es decir, rayos de luz que fortalezcan nuestra fe y la de muchos. En ella iremos repasando las verdades fundamentales de nuestra Santa Religión Católica, tomando como referencia los artículos del Credo del Pueblo de Dios, compuesto por el Papa Pablo VI.

Esta sección es creada el 29 de junio de 2009, solemnidad de los Santos Pedro y Pablo, apóstoles, a quienes se la encomendamos.