Refugio de los pecadores.
Si somos pecadores –y todos los hombres lo somos en mayor o menor medida-, acudamos a María que es el refugio de los pecadores. Ella tiene mucho poder sobre el Corazón de Dios y puede modificar la sentencia que pesa sobre nosotros, con su amor maternal. Si vamos a los pies de María, nunca volveremos vacíos o decepcionados, sino que siempre obtendremos lo que pedimos o cosas mucho mejores todavía, pues Ella es la tesorera de todas las gracias y da a quien quiere, como quiere y cuanto quiere. Tengamos gran devoción a la Virgen y nuestra salvación estará asegurada, y nuestra muerte será serena.
Si desea recibir estas Reflexiones marianas en su correo electrónico, por
favor
SUSCRÍBASE AQUÍ