Actualizado el domingo 24/AGO/14
Después de la Comunión
Libertad.
Hay personas, quizás también nosotros estamos entre ellas, que durante la consagración, la comunión y la acción de gracias, rezan determinadas oraciones o hacen algunos gestos o tienen siempre los mismos pensamientos, que les ha sugerido algún devocionario o su manera de ser. Y sin embargo, ¡qué bueno sería que tanto en el momento de la consagración, como en la comunión y después de ella, dejáramos actuar en nosotros al Espíritu Santo, dedicándonos más bien a percibir los movimientos misteriosos que Él suscita en nosotros!
Quien quiera seguir con sus actos de piedad, puede hacerlo; pero sería muy fructífero también aprovechar esos momentos de intimidad con el Señor, para amar, con el corazón, a Dios que viene a nosotros.
De lo contrario nos volvemos como unas maquinitas, que siempre repiten las mismas cosas, y muchas veces las hacen de forma rutinaria y sin poner ni una gota de amor en ello.
Pensemos en estas cosas y seamos más libres en nuestras Eucaristías, para que el Espíritu Santo nos conduzca por sus misteriosos caminos y nos conceda los copiosos frutos de estos encuentros con Jesús Sacramentado.
Bendito y alabado sea el Santísimo Sacramento del Altar.
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