Ánimo.
A pesar del mal que hay en el mundo y que el demonio lleva la voz cantante, no debemos perder el ánimo y recurrir en todo a la oración incesante, acompañada de sacrificios y ayunos, porque con estas dos armas es con las que Cristo redimió al mundo, y nosotros, los últimos, también rescataremos almas del poder del Maligno.
Porque el mal hace mucho ruido, y todos los medios de comunicación difunden la mentira y el crimen por todas partes, y con eso nos quieren amedrentar y hacer desanimar. Pero ya sabemos muy bien que el demonio es un vencido, desde el principio fue el vencido, y por más que ahora parezca que es el vencedor, nosotros sabemos muy bien que la victoria es y será de María y su divino Hijo. Y con ellos triunfarán los que fueron fieles y colaboraron con su amor, oración y sacrificio a esta obra de la redención del mundo. Y ojalá nosotros, los últimos, estemos dentro de su número.
¡Que Jesús y María nos bendigan!
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