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Hacer cada cosa en su momento Dice Santa Faustina Kowalska en su Diario, que cuando no hacía la oración en el tiempo fijado para ello, luego, cuando la hacía, la mente iba a los deberes y estaba como inquieta. Por eso tenemos que aprender a hacer cada cosa en su momento, porque no es infrecuente que el demonio se disfrace de ángel de luz, y venga a sugerirnos cambiar los planes y hacer cosas heroicas como no comer, no dormir, hacer excesivas penitencias y otras cosas por el estilo, queriendo con ellas desordenarnos y cansarnos, para que luego lo abandonemos todo. Ya San Pablo nos dice que todo lo que hagamos, debemos hacerlo para gloria de Dios; ya sea comer, beber, dormir, divertirnos, etc. Cada cosa en su tiempo, y entonces estaremos felices. Esto siempre y cuando esté en nuestra mano el poder cumplir con los momentos y horarios, porque cuando no se puede por fuerza mayor o por caridad, entonces no hay mala voluntad ni pereza. Un santo sacerdote preguntó a un grupo de jóvenes qué harían si supieran que dentro de un momento iban a morir. Uno dijo que se iría a confesar. Otro contestó que se pondría frente al Santísimo Sacramento. Pero hubo uno que respondió que seguiría jugando y divirtiéndose como lo estaba haciendo en ese momento. Este joven era un Santo. Y es que siempre debemos estar preparados para partir a la presencia de Dios. Y estaremos preparados y en el lugar que nos corresponde, si en cada momento y lugar hacemos lo que debemos hacer en cada momento y lugar y no otra cosa. No es difícil ser felices, sólo que a veces los hombres lo complicamos todo, y de lo simple que es el Evangelio y el vivir en paz, pasamos a lo complicado. No es raro esto ya que dice en la Escritura que Dios hizo todo simple, pero que el hombre lo complicó. |
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