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EL ABORTO

 

Palabras de Santa Faustina Kowalska sobre extraídas de su Diario:

#1248  -   16 IX [1937].  Hoy deseaba ardientemente hacer la Hora Santa delante del Santísimo Sacramento, sin embargo la voluntad de Dios fue otra:  a las ocho experimenté unos dolores tan violentos que tuve que acostarme en seguida; he estado contorsionándome por estos dolores durante tres horas, es decir hasta las once de la noche.  Ninguna medicina me alivió, lo que tomaba lo vomitaba; hubo momentos en que los dolores me dejaban sin conocimiento.  Jesús me hizo saber que de esta manera he tomado parte en su agonía en el Huerto y que Él Mismo había permitido estos sufrimientos en reparación a Dios por las almas asesinadas en el seno de las malas madres.  Estos dolores me han sucedido ya tres veces, empiezan siempre a las ocho; [duran] hasta las once de la noche.  Ninguna medicina logra atenuar estos sufrimientos.  Cuando se acercan las once desaparecen solos y entonces me duermo; al día siguiente me siento muy débil.  La primera vez eso me ocurrió en el sanatorio.  Los médicos no lograron diagnosticarlo; ni la inyección, ni ninguna otra medicina me pudieron aliviar y yo misma no entendía qué clase de sufrimientos eran.  Le dije al medico que jamás en mi vida había tenido semejantes dolores; el declaró que no sabia que dolores eran.  Ahora si, entiendo de qué dolores se trata, porque el Señor me lo hizo saber….  Sin embargo, al pensar que quizá un día vuelva a sufrir así, me da escalofríos; pero no sé si en el futuro sufriré otra vez de modo similar, lo dejo a Dios; lo que a Dios le agrade enviarme, lo recibiré todo con sumisión y amor.  Ojalá pueda con estos sufrimientos salvar del homicidio al menos un alma.


Testimonio de Gloria Polo que volvió de la muerte. Texto de su propio relato cuando la examinaban en el juicio particular sobre el quinto mandamiento: "No matar".

Cuando llegamos al quinto mandamiento el Señor me mostraba que yo era una asesina espantosa y que cometí lo peor y lo mas abominable ante los ojos del Señor, el Aborto, miren es que el poder que me dio el dinero me sirvió para financiar varios abortos porque yo decía: “la mujer tiene derecho a escoger cuando quiere quedar embarazada o no”, miré en el libro de la vida y me dolió tanto que cuando vi a una niña de catorce años abortando, yo le había enseñado, porque saben que cuando uno tiene veneno nada bueno queda, y todo a lo que se acerca se daña. 

Unas niñas, tres sobrinas mías y la novia de un sobrino abortaron, las dejaban ir a mi casa porque yo era la de plata, la que las invitaba, la que les hablaba de moda, de glamour, y de cómo exhibir su cuerpo, y mi hermana me las mandaba allá, miren cómo las prostituí, prostituí menores que fue otro pecado espantoso después del aborto, porque yo les decía a esas niñas: "no sean bobitas mijitas es que sus mama les hablan  de virginidad y de castidad es porque están pasadas de moda, ellas hablan de una Biblia de hace dos mil años, y los curas no se han querido modernizar, ellas hablan de lo que decía el Papa, pero ese Papa está pasado de moda".  

Imagínense mi veneno y les enseñé a las niñas que ellas tenían que disfrutar de su cuerpo pero que tenían que planificar. Yo les enseñé los métodos de planificación “perfecta mujer”, y esa niña de catorce años, la novia de mi sobrino llega un día a mi consultorio (lo vi en el libro de la vida), llorando me dice "¡Gloria, soy un bebe y estoy embarazada", y yo le dije: "bruta, ¿no le enseñé a planificar?" y entonces me dice: "sí, pero no funcionó". Entonces miré y el Señor me ponía allí esa niña para que no se hundiera en el abismo, para que no fuera a abortar, porque es que el aborto es una cadena que pesa tanto, que arrastra y pisotea, es un dolor que nunca se acaba, es el vacío de haber sido un asesino. Es lo peor a un hijo. Y saben qué fue lo peor de esa niña, que en lugar de yo hablarle del Señor le di plata para que fuera a abortar en un lugar muy bueno para que después no la fueran a perjudicar. Así como ése, patrociné varios abortos, cada vez que la sangre de un bebé se derramaba era como un holocausto a Satanás, es un holocausto, al Señor le duele y se estremece cada vez que se mata un bebé porque en el libro de la vida, vi como el alma de nosotros tan pronto como se tocan el espermatozoide y el óvulo se forma una chispa hermosa, una luz cogida del sol de Papá Dios, el vientre de una madre tan pronto es fecundado se ilumina con el brillo de esa alma y cuando se aborta esa alma grita y gime de dolor así no tenga ojos ni carne, se escucha ese grito cuando lo están asesinando y el cielo se estremece y en el infierno se escucha otro igual pero de júbilo, de inmediato del infierno se abren unos sellos y salen unas larvas para seguir asediando a la humanidad, y seguir haciéndola esclava de la carne y de todas esas cosas que se ven y se verán cada día peor. 

Porque ¿cuántos bebés se matan a diario? Y eso es un triunfo para el. Como será que ese precio de sangre inocente ocasiona un demonio mas afuera y me lavan en esa sangre y mi alma blanca se empezó a poner absolutamente oscura. Después de los abortos ya no tuve mas convicción de pecado, para mi todo eso estaba bien. Y lo triste también ver como en esos pagares que me tenia el maligno allí me mostraba todos los bebés que yo había matado también, porque saben que? Yo planificaba con la t de cobre y  fue doloroso ver cuántos bebitos habían sido fecundados y se habían estallado esos soles, y el grito de ese bebé desgarrándose de las manos de papá Dios. De razón que vivía amargada y mal geniada, haciendo mala cara, frustrada con todos y con mucha depresión y decía para mi: "Que Mamera" claro, me había vuelto una máquina de matar bebés.

Para leer el testimonio completo de Gloria Polo, haga clic aquí


Revelaciones de Jesús a Mons. Ottavio Michelini:

20 de febrero de 1976 

NO MATARÁS 

Mi Ley es sobrenatural y eterna. Vosotros la llamáis ley natural porque es conforme a todas las exigencias de vuestra naturaleza humana, a fin de que podáis conseguir aquel feliz equilibrio del que sentís necesidad.

Quien infringe esta ley, sea o no cristiano, perjudica la semilla de donde brota el justo equilibrio sin el que no puede haber en el hombre serenidad y paz, por tanto felicidad; y va a romper el orden establecido por Dios con consecuencias incalculables.

Esto es evidente: pero la maldad humana, amasijo de soberbia, de rebelión y de división, infringe voluntariamente la ley y destruye este germen divino llevando al hombre fuera del sendero del bien, haciéndolo perderse en un laberinto a menudo sin camino de salida.

He aquí, hijo mío, que con satánica insistencia, contra todo elemental derecho a la vida, contra todo derecho de la naturaleza, se quiere una inicua ley humana que legalice lo que Dios ha condenado desde siempre: el homicidio.

Esta ley: "No matarás", redactada y sancionada por el Padre, constituye una columna que sustenta el derecho natural. Quien la infringe no solo se pone en una actitud soberbia de desafío a Dios Creador, sino que violenta la misma naturaleza, realizando un crimen que grita venganza a los ojos del Cielo y de la tierra. 

Matanza salvaje  

Tú me has entendido, hijo: quiero hablarte del aborto, abominable parto de mentes congeladas por Satanás en el odio contra Dios y contra el hombre.

A los propugnadores de esta ley, cuya crueldad no es inferior a aquella de Herodes, no les importa la inhumana matanza de millones de criaturas inocentes e indefensas, no les importa romper la armonía de la Creación. Una cosa les importa: dar desahogo al odio inextinguible contra Dios y contra los depositarios de la ley de Dios.

Es impresionante que los inventores de esta conjura, hecha contra Dios (porque éste es el móvil principal de quienes luchan por la legalización del aborto), hayan encontrado tantos aliados. Se han convertido en una multitud separada de Dios y encaminada por la vía del crimen.

En medio de estos, tú ves no sin espanto a algunos de mis sacerdotes, incluso algún pastor que, disimulado, se hace pequeño para no ser descubierto. En vano, porque un día, aquel día grande de amargo llanto, Yo los acusaré frente a toda la humanidad por haberse prestado a la realización de un inicuo plan del Infierno. 

Culpa gravísima 

El aborto procurado es culpa gravísima, cuyo origen es de Satanás, porque es transgresión de la ley de mi Padre, que es ley de amor tendiente a conservar, defender y proteger el don impagable de la vida.

¿Qué hombre tiene el derecho de suprimir la vida de otro hombre?

¿Qué Estado puede arrogarse el derecho de romper el equilibrio de la naturaleza humana?

¿Qué Estado puede exaltar el derecho de abrogar una Ley divina? El pretender hacerlo es un crimen de tal gravedad que Dios no puede dejar impune.

El aborto es abominación y perversión fruto de una sociedad corrompida y anticristiana.

¡Ay de aquellos sobre cuya conciencia pesará tan tremenda responsabilidad!

No solo Yo seré inexorable Juez, sino que serán los seres humanos, víctimas del aborto los que se dirigirán directamente a mi Padre, Dador de la vida para pedir justicia sobre sus verdugos materiales y morales.

Hijo, la legalización del aborto es un producto de la barbarie materialista; pero cuántos otros hay: la violencia, los crímenes, la droga, la pornografía, la corrupción organizada, secretamente querida y financiada, aunque públicamente deplorada.

Si te hiciera ver el verdadero rostro de esta sociedad incrédula, te repito que de ello te morirías.

Esta humanidad ha rechazado la salvación ofrecida por mi misericordia; la salvaré con mi justicia.

Hijo, reza, reza; ¡no te canses!

Hoy no ves sino lo que ha podido la perversidad del Maligno; mañana verás cuánto ha podido la oración y el sufrimiento de los buenos.

Te bendigo, hijo mío; ámame.


 

NOTICIAS GLOBALES, Año X. Número 697, 09/07. Gacetilla nº 820. Buenos Aires, 12 marzo 2007

820) FRANCIA: COMIENZA EL PROCESO DE BEATIFICACIÓN DE JÉRÔME LEJEUNE. Por Juan C. Sanahuja

El arzobispo de París, Mons. André Vingt-Trois, previa confirmación de la Santa Sede, nombró al Padre Jean Charles Naud, prior de la Abadía de St. Wandrille, postulador de la causa de beatificación Jérôme Lejeune. De este modo comenzó el tan esperado proceso a nivel diocesano. El anuncio fue hecho en la XIII Asamblea General de la Pontificia Academia para la Vida, el 25 de febrero pasado.

El Dr. Jérôme Lejeune a los 33 años, en 1959, publicó su descubrimiento sobre la causa del síndrome de Down, la trisomía 21, esto lo convirtió en uno de los padres de la genética moderna. En 1962 fue designado como experto en genética humana en la Organización Mundial de la Salud (OMS) y en 1964 fue nombrado Director del Centro nacional de Investigaciones Científicas de Francia y en el mismo año se crea para él en la Facultad de Medicina de la Sorbona la primera cátedra de Genética fundamental. Se transforma así en candidato número uno al Premio Nobel.

Aplaudido y halagado por los “grandes del mundo”, deja de serlo cuando en 1970 se opone tenazmente al proyecto de ley de aborto eugenésico en Francia: matar a un niño por nacer enfermo, es un asesinato y además abre las puertas a la liberalización total del crimen del aborto.

En esos meses participa en New York en la sede de la ONU en una reunión en la que se trataba de justificar, ya entonces, la legalización del aborto para evitar los abortos clandestinos. Fue en ese momento cuando refiriéndose a la Organización Mundial de la Salud dijo “he aquí una institución para la salud que se ha transformado en una institución para la muerte”. Esa misma tarde escribe a su mujer y a su hija diciendo: “Hoy me he jugado mi Premio Nobel”.

La defensa de Lejeune del ser humano desde la concepción se basó siempre en argumentos científicos -racionales- antes que en cualquier consideración religiosa.

Rechazó científicamente no sólo el crimen abominable del aborto, sino conceptos ideológicos como el de pre-embrión. Por esas razones lo aislaron, lo acusaron de integrismo y fundamentalismo y de intentar imponer su fe católica en el ámbito de la ciencia.

Fue incomprendido y perseguido en ámbitos eclesiales, y aislado por sus colegas. Pero en ningún momento escuchó a los prudentes que le aconsejaban “callar para llegar más alto y así poder influir más”: las estructuras de pecado no se pueden cambiar, sólo hacen cómplices. Hizo caso omiso también de los que le decían que estaba sumiendo en la miseria a su familia, ya que le fueron cortados todos los fondos para sus investigaciones de las cuales vivía: continuó con sus investigaciones, sostuvo a su familia y se financió dando conferencias.

Juan Pablo II, en carta al Cardenal Lustinger, entonces arzobispo de París, con motivo de la muerte de Lejeune decía: “En su condición de científico y biólogo era un apasionado de la vida. Llegó a ser el más grande defensor de la vida, especialmente de la vida de los por nacer, tan amenazada en la sociedad contemporánea, de modo que se puede pensar en que es una amenaza programada. Lejeune asumió plenamente la particular responsabilidad del científico, dispuesto a ser signo de contradicción, sin hacer caso a las presiones de la sociedad permisiva y al ostracismo del que era víctima”.

En 1992 comienza, a petición de Juan Pablo II, la gestación de la Pontificia Academia para la Vida, creada por Su Santidad el 11 de febrero de 1994. El 26 de febrero de ese año recibe, ya en su lecho de muerte, el nombramiento de Presidente de la Academia. Entrega su alma a Dios el Domingo de Pascua de 1994 (3 de abril). FIN, 12-03-07

Fuente: Propias; Fundación Jérôme Lejeune; Cardenal Fiorenzo Angelini, La figura morale e spirituale el Prof. Jérôme Lejeune, Pontificia Academia para la Vida, 11-02-2004.

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